No hace mucho, angustiada por qué publicaría, solté una pregunta al aire por Twitter y, entre otras, salieron los diálogos. Diálogos. Ese trocito de texto que viene encabezado por un guion y que muchos autores se creen que no es más que una extensión de la voz del narrador. ¿No os ha pasado nunca toparos con un libro en el que los diálogos no aportan nada? ¿O bien diálogos que no representan a los personajes que supuestamente lo pronuncian? ¿No os ha pasado encontraros con un texto en el que TODOS los personajes hablan exactamente igual? Estoy segura que os habéis topado con algo así alguna vez en vuestra experiencia lectora. Ahora bien, ¿qué podemos hacer nosotros para crear unos diálogos decentes? 
1. Crear distintos tipos de voces dependiendo de los personajes
 
De la misma forma que las huellas dactilares son únicas, el tipo de voz empleada también lo es. No os confundáis, no estoy hablando de voces chillonas o graves, sino de la forma que tiene una persona de expresarse. Dos personas no hablarán jamás de la misma forma, ya sea por su formación y cultura, por sus raíces geográficas o, simplemente, por su personalidad.
 
No os lo explico, os lo ejemplificaré para que quede todo más claro. Pongamos una misma situación: una persona está explicándole a otra que, el día anterior, alguien le golpeó por la espalda y lo dejó inconsciente en el suelo. 
 
Personaje 1: Creo que ese bastardo de Sam me la ha vuelto a jugar. Oh, no te rías, seguro que sigue cabreado conmigo por aquel asunto con Therisse, ¡pero está vez se ha pasado tres pueblos! Ayer se me tiró alguien encima, ¡por la espalda! Me zurró la cabeza con algo y me dejó tirado en el suelo. ¡En mitad de la calle! ¡Ese imbécil me las pagará!
Personaje 2: Traición, sir Greenhall, traición. Alguien osó atacarme por la espalda, ¡vil cobarde!, y dejarme tendido sobre el suelo. ¿Podéis creérlo? A mí, A MÍ. Emperador de toda Colonia. Dejarme tirado como un vulgar perro. Tened por seguro que me vengaré y veré colgada la cabeza de ese cobarde.
 
Dos hombres que cuentan la misma historia y tienen la misma reacción: vengarse. Sin embargo, ¿se nota la diferencia, verdad?
 
Un buen ejercicio para crear voces es crear una situación y protagonizarla por dos personajes distintos, con clases sociales y personalidades diferentes.
 
2. Pronunciación, acentos y muletillas.
Muy ligada al punto anterior. Una persona hablará distinto al resto no sólo por su condición social y personalidad, sino también debido a acentos o muletillas. Por ejemplo, si en nuestra novela fantástica queremos destacar el acento ceceante de un habitante extranjero deberíamos modificar su texto para crear esa sensación:
Creo que ece bastardo de Zam me la ha vuelto a jugar. Oh, no te rías, ceguro que cigue cabreado conmigo por aquel azunto con Therisse, ¡pero está vez ce ha pasado trez puebloz!
Y sí, en cambio, ¿deseamos que este personaje use muletillas?
Creo que ese bastardo de Sam me la ha vuelto a jugar, ¡joder! Oh, no te rías, seguro que sigue cabreado conmigo por aquel asunto con Therisse, ¡pero está vez se ha pasado tres pueblos! ¿Me has oído?
Estos mecanismos sirven para definir mejor a un personaje: los acentos lo diferenciarán de forma visual de los demás y las muletillas le darán más fuerza a su personalidad. 
 
3. ¿Qué sensación se quiere transmitir y cómo explotarla?
 
Todo, absolutamente todo, dentro de tu novela tiene que tener un objetivo y un fin. Poner un diálogo sólo por ponerlo es estúpido. Todo deberás mediatarlo bien, pero especialmente los diálogos. Cada diálogo debe servirte para transmitir una idea o una sensación concreta. No es lo mismo un diálogo que sirve para presentar a un personaje que el discurso final del malo-malisimo que, por cierto, ¿por qué coño siempre pierden el tiempo explayándose con el héroe en vez de asesinarlo de forma rápida? 
 
Volviendo al tema. Cuando quieras introducir un diálogo, debes siempre plantarte una pregunta: ¿para qué servirá este diálogo? Imaginemos que deseamos un diálogo para presentar un personaje. Deseamos que se note su prepotencia, su vigor y su vanidad. Entonces, el texto anterior sobre el emperador de la supuesta Colonia sería ideal.
 
Pero, existen mil tipos de diálogo, ¿y si quieremos ver a este mismo personaje cortejando a una dama? Cambiará notablemente el registro. Pero si se quiere transmitir la idea de que sólo lo hace para conseguir asentarse mejor al trono por herencia sanguínea o incluso que la obliga bajo coacción, cambiará muchísimo más.
Mi dulce flor, ¿por qué seguís negándoos a uniros a mí? Pronto estaréis sola en el mundo y no tenéis quien os cuide, ¿quién mejor que yo para ocuparme de esa labor? No olvidéis jamás como murieron vuestros padres, milady, seguro que no deseáis lo mismo para vos ni vuestro pequeño hermano.
4. Leérlo en voz alta
 
Los diálogos son un intento vano de captar por escrito la lengua viva, la lengua hablada. ¿Qué mejor forma de ver si se está haciendo un buen trabajo que leérlo en voz alta?
 
Leérlo entonádolo tal y como desearías que sonara en tu mundo, te ayudará mucho a ver en qué puntos flojea o pierde ritmo tu texto. Recuerda siempre que se trata de un texto que no tiene porque ser correcto gramaticalmente, sólo tienes que intentar captar la esencia de tus personajes en las palabras que ellos pronunciarían de estar realmente vivos
 
5. Evitar los monólogos: los diálogos son dinámicos
 
No hay cosa que más me horrorice que encontrarme largos monólogos de personajes que, en realidad, no sirven para nada. En muchas ocasiones, no hacen más que realizar el trabajo del narrador. Un diálogo, para mi, debe ser dinámico. ¿O es que acaso, de forma natural, permaneces hablando sin interrupción durante media hora? ¿No es más normal que te interrumpan a mitad de una frase, que te corten la palabra o que, sin más, tus intervenciones sean más cortas? 
 
En un punto aparte estarían las narraciones de cuentos o historias dentro de tu novela, o un discurso político o militar. Pero al tratar un diálogo entre personajes, evita al máximo los monólogos. Fomenta la interacción entre tus personajes de forma más natural y dinámica. Piensa en todo momento que estas escribiendo para que alguien te lea y un diálogo siempre se hace más ameno que un largo monólogo, a pesar de que se transmita exactamente la misma información.
¡Y eso es todo por hoy!
¿Cómo se te dan los diálogos a ti?

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¡Y seguid escribiendo!
 

8 comentarios sobre “¿Cómo escribir buenos diálogos?”

  1. ¡Hola, Taty!

    Una entrada muy útil. Estoy de acuerdo contigo en que los diálogos deben de ser ágiles, vivos, dinámicos y personalizados. Estas características aportan frescura al personaje y pueden hacernos conocer muy bien a la persona que los pronuncia sin necesidad de descripciones adicionales.

    Un saludo imaginativo…

    Patt

  2. Yo ahora mismo (y a cuento de tu entrada) me estoy leyendo la saga de Geralt y uno de sus puntos fuertes precisamente son los diálogos y la manera en que crea distintos tipos de dialectos. Sabes si una persona es, por ejemplo, un paleto de pueblo cerrado simplemente por como habla. Y no creas que eso es fácil, oyes.

  3. Muy buena esta entrada porque hay detalles en los que no me había fijado como evitar los monólogos. Recientemente he leído un libro que un personaje habla en ocasiones casi dos hojas en medio de un diálogo, sin duda es algo extraño y que no tiene sentido. También debo decir que era un libro autopublicado y siempre pasa por menos manos 🙂
    Saludos

  4. Los diálogos son bastante difíciles sin duda, de hecho las historias demasiado narrativas me abruman, prefiero aquellas en las que abunden los diálogos y razón tienes en manifestar que estos deben ser ágiles, ligeros y dar voz al personaje, definirlo. Una excelente entrada, gracias por los tips!

    Saludos…

  5. ¡Hola! Soy nueva en tu blog, y ¡sorpresón! Es un lugar muy interesante. Y este post es muy completo, ¿eres escritora? Me parecen unos consejos muy acertados. Me gusta eso de leerlos en voz alta, creo que ayuda bastante a notar el tono y a saber si has caracterizado bien al personaje. Supongo que una de las grandes cosas difíciles a la hora de escribir un libro, es caracterizar a sus protagonistas a través de lo que dicen… todo un desafío. Voy a compartir tu post en twitter, porque es muy didáctico.

    Si te apetece visitar mi blog, aunque no es tan guay, eres bienvenida 🙂

    Abrazos desde La Reina Lectora ♡

  6. Los diálogos son lo que siempre me han costado más. Crear la sicologia de cada personaje tiene su complejidad, pero trasladar esa sicologia al lenguaje, a las reacciones frente a lo que dice el otro es muy difícil. Tanto, que incluso grandes autores de la literatura universal no han sido capaces de dar ese toque de diferenciación a los diálogos de los personajes, pero aun así han pasado a la historia.

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