La historia de Hera, diosa griega

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En el capítulo anterior de mitología griega, te expliqué de dónde provienen los doce celestiales que imperan en el monte Olimpo y dimos final al gran mito de sucesión al hablar de los hijos de Zeus. A partir de este momento, me gustaría poder presentarte a estos doce y su importancia en la cultura griega y romana. Hoy te contaré la historia de Hera, la matriarca y esposa cornuda del padre de (casi) todos los dioses.

1. Hera, la diosa griega del matrimonio

Hera Campana. Copia romana de un original griego (s. II)

Como ya te conté en el capítulo sobre los hijos de Zeus, Hera se casó con su hermano y le dio tres de sus (muchísimos) hijos: Ares, Hebe e Ilitía. Además de a estos tres Hera, sin intervención masculina, engendró a Hefesto.

El culto a Hera estaba extendido a lo largo de toda la Grecia antigua como la diosa del matrimonio y de las mujeres casadas. Como matrona de estas últimas, las ayudaba en el nacimiento de los hijos. No es de extrañar, pues, que una de sus hijas, Ilitía, sea la diosa del nacimiento de los hijos.

Una curiosidad que podría ligarla con otras tradiciones es que en Estínfalo (Arcadia) era venerada en tres templos diferenciados como muchacha, esposa y viuda (Pais, Teleia y Chere), puesto que, de un modo u otro, estaba relacionada con todas las mujeres. Esto tiene una explicación mítica, pues se cuenta que Témeno, que la había criado, había erigido tres templos en su honor: uno cuando era todavía una joven virgen, el segundo en el tiempo de su matrimonio y el tercero cuando volvió a Estínfalo durante una discusión con Zeus.

Hera aparece como una mujer madura y de una belleza que se suele caracterizar como noble y severa. En el arte, siempre se la representa como una figura alta y majestuosa. Suele estar completamente vestida, coronada con una diadema (polos, con o sin velo) y portando un cétreo. Se la relaciona con las vacas, pues uno de sus sacrificios predilectos eran las vacas blancas y su símbolo es el pavo real.

Fue especialmente relevante en la cultura y el día a día del momento, aunque la historia de Hera se deriva de su relación con su marido: tanto por lo que respecta a las leyendas relacionadas con su conquista y unión, así como los mitos de venganza sobre las y los amantes de Zeus.

2. Conquista y unión con Zeus

Júpiter y Juno, por Annibale Carracci (1560-1609)

La mayor parte de las leyendas que recogen la relación entre la pareja divina se centran más en el primer encuentro sexual entre Zeus y Hera que a su casamiento en sí.

Del mismo modo que sucedía con el lugar de nacimiento de Zeus, tenemos mil versiones diferentes sobre esto. Es normal tratándose de las dos divinidades más importantes del panteón. En este pequeño espacio, voy a recoger las dos que me han parecido más llamativas. Ten en cuenta que no más que una parte de todo el culto que se practicaba a lo alto y ancho de toda Grecia.

Una de las versiones más extendidas versa sobre la conquista que hizo Zeus de su hermana a modo de engaño, como hizo con otras tantas. Se transformó en cuco y se instaló en la montaña que más tarde llamarían la montaña del Cuco. Después de desencadenar una violenta tormenta, voló sobre Hera y se posó en su regazo. Ella sintió pena por el ave y lo arropó bajo sus ropas. Fue en ese momento que Zeus volvió a su forma original y comenzó a mantener relaciones con ella. Se sobreentiende que se trató de una violación, pues ella se resistía al ser hijos de una misma madre. Acabó aceptando cuando él le promete que la haría su esposa.

Otra versión nos cuenta que tras su crianza en la isla de Eubea, Hera fue rapada por Zeus que la llevó a Beocia y se refugiaron en el monte Citerión que el mismo Plutarco describió como «una cueva oscura que formaba una cámara nupcial natural». De hecho, en este monte y por la zona de alrededor se celebraban uno rito que festejaba en honor a Zeus y Hera, pues se hacía desfilar un ídolo de madera por el lugar. Esto se relaciona con un mito posterior a su casamiento. En una de sus muchas discusiones, Hera volvió a su hogar, rehuyendo y escondiéndose de su marido. Zeus pidió consejo al dios titular de la montaña y este le ofreció la idea de crear una escultura de madera vestida como novia y fingir casarse con otra. Al enterarse Hera, corrió a su encuentro para detener la supuesta boda. En la mayoría de versiones, la escena se cierra con el desconcierto de Hera y la reconciliación de los dioses.

Sea como fuere, la unión entre los dos dioses siempre se concibe como símbolo de fertilidad y de prosperidad. Como muestra un fragmento de la Ilíada:

«Y el hijo de Cronos estrechó a su esposa en los brazos. Bajo ellos la divina tierra hacía crecer blanda la hierba, loto lleno de rocío, azafrán y jacinto espeso y mullido, que ascendía y los protegía del suelo. En este tapiz se tendieron, tapados con una nube bella, áurea, que destilaba nítidas gotas de rocío»

3. Mitos de venganza de Hera

El origen de la Via Láctea, por Tintoretto (1575)

Pero sabes que la historia de Hera es mucho más triste que este inicio que podría parecer idílico. Conoces las innumerables infidelidades de su esposo, solo que hay ver la lista casi inacabable de hijos de Zeus. Se la conoce prácticamente como la diosa cornuda, es extremadamente triste que su hijo Hefesto también adquiera este papel con su propia esposa. Debido a esto, normalmente se la muestra como una esposa injusta, rencorosa y vengativa, en pelea constantes con su marido.

Sin embargo, se trata de una diosa poderosa. Su carácter y voluntad son fuertes y están a la altura de su marido, aunque suela fracasar cuando se opone directamente contra él. De hecho, su participación en la guerra de Troya fue a expensar de la prohibición de su marido e, incluso, consiguió distraerlo para que no interviniera mientras lo hacía su hermano Poseidón.

Otro constante en Hera es el odio profundo que siente por las amantes de su marido y a los hijos que engendró con ellas. Realmente no son tanto los mitos en los que se ve que actúa de forma activa contra ellos, son cuatro lo más importantes y relevantes para su historia:

  • la persecución de Leto, cuando estaba embarazada de Artemis y Apolo;
  • la de Sémele, madre de Dionisio;
  • la de Ío, sacerdotisa de Hera y amante de Zeus;
  • y la de Heracles. De hecho, el odio a este último fue muy acentuado y lo persiguió durante toda su vida en la tierra.

Como habrás podido ver, dos de los mitos de persecución están relacionadas con los dioses olímpicos y, por lo tanto, hablaré de ellos a lo largo de esta pequeña saga de episodios sobre el panteón griego. Los dos restantes dan origen a dos linajes familiares importantísimos para la mitología griega y, de igual manera que con los otros dos mitos, los trataré largo y tendido cuando hable de ellos.


Y eso es todo por hoy. En este episodio pretendía que conocieras un poquito más la historia de Hera, la diosa griega que siempre se la dibuja como celosa y ruin, para que entiendas un poco mejor sus realidad y el motivo real detrás de sus acciones. En los próximos programas, conoceremos al resto de sus hermanos, hijos e hijastros.

Cuéntame, ¿conocías la historia de Hera?


Fe de erratas: en el audio llamo Atenea a Artemis cuando me refiero a la hermana gemela de Apolo.


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