Cómo ponerle la piel de gallina a tus lectores

Siempre he considerado que un buen libro -entre otras mil cosas- debe conseguir remover algo en ti. Debe hacerte sufrir, odiar, amar, sentirte esperanzado o angustiado. Tiene que hacer que algo en tu interior se agite y vuele.
 
Las palabras, amigos mios, pueden llegar a tener más poder que los actos. ¿O es que acaso nunca os han hecho más daño con palabras que con un golpe? Sin embargo, ¿cómo usar este poder a nuestro favor? ¿Cómo emocionar de esa forma al lector?
 
1. Toda escena debe transmitir una sensación.
Toda palabra, todo gesto y toda acción que introduzcas en tu novela tiene que ser para algo. Agregar escenas o descripciones insustanciales que no sirven para nada es un error. Debes tener claro desde el principio que sensación quieres transmitir en cada escena. No tiene que ser nada exagerado, puede ser una simple presentación de un personaje nuevo. Pero dale a todas tus escenas una función en tu novela.
Una vez otorgada la función, podrás trabajar mejor las sensaciones que quieras transmitir. Por ejemplo, no será igual la presentación de un personaje si aparece dado un gran discurso en la corte, que si aparece violando a una campesina. Juega con las emociones para transmitir el sentido de cada escena.
2. Usa los sentidos para potenciar lo que siente el personaje.
En algunas novelas, parece que los personajes carecen de todos los sentidos excepto el de la vista. Todo se describe visualmente y se dejan a un lado el resto de sentidos.

Me parece muy importante incorporar el resto de sentidos. Un día de mercado no sólo es un estallido de movimiento y color, es un conglomerado de olores tan discordantes como el que produce una parada de carne pudriéndose al sol al lado de una paradita de perfumes y tinturas para damas; es una atronadora canción compuesta por mercaderes gritando sin ton ni son, niños correteando y riendo, madres persiguiéndoles a gritos y, porque no, una pelea de borrachos al final de la calle.
 
Es muy importante dejar de invisibilizar el resto de sentidos, porque ayudarán en gran medida a potenciar las sensaciones que queramos transmitir. No es lo mismo que tu héroe entre en una cueva oscura; a que entre en una cueva oscura con un sospechoso olor a sangre fresca, ¿no?
 
3. Utiliza el climax o anticlimax.
 
A la hora de tratar algo importante que deseamos que marque al lector -junto, por supuesto, al personaje- podemos utilizar la técnica del climax o su opuesto, el anticlimax. No siempre resultará una buena técnica, todo dependerá de lo que queramos transmitir.
El climax consiste en ir creando la situación deseada in crecendo, mientras que el anticlimax, funciona a la inversa, se crea la situación partiendo del punto algído y avanza in decrecendo. En general, suelen ser técnicas que se complementan la una a la otra.
 
El climax puede tratarse únicamente de una escena en concreto que queramos destacar por su impacto en la trayectoria de un personaje -por ejemplo, una violación o ser testigo de la muerte de un compañero-, pero también podemos concebir la trama en su totalidad a partir de esta técnica.
 
En esta entrada, en concreto, nos centraremos en su uso para destacar escenas que lleguen a impactar a nuestro lector. Su uso es común en escenas en las que se pretende poner en tensión al lector, ya sea porque se percibe que la muerte acecha a los protagonistas o porque va a suceder algo aterrador 

Aplicarlo es sencillo. Consiste en hacer avanzar la escena a la par que aumentar la tensión dramática. Un ejemplo brillante de esto es la famosísima Boda Roja de mi querido Martin. Es una escena brillante con un climax increíble. El lector va oliéndose poco a poco que algo va mal y siente angustia por los personajes cuando, cada vez más cerca del final, todo empieza a descabellarse. No es que pase nada, porque lo que pasa, pasa al final; sino que el ambiente se va enturbiando por momentos haciendonos sospechar a nosotros, lectores, lo que va a pasar –es dificil poner un ejemplo sin mencionar lo que pasa por no soltar spoilers xD
4. Utiliza un punto de vista subjetivo, centrado en un pj.
 
El narrador omnisciente, en muchas ocasiones, hace que el lector se aleje de los sentimientos del personaje. No es lo mismo una novela escrita en tercera persona que una escrita desde una primera, eso está claro.
 
Sin embargo, si prefieres utilizar un narrador en tercera persona y, aún así, intentar acercar al lector a tu personaje; un buen consejo que puedo darte es centrar la narracción a su punto de vista. Dejar de ser omnisciente para pasar a ser un narrador equisciente -muy bien explicado en esta entrada de Literautas-.
 
De esta forma, logras acercar mejor la postura que pueda optar el personaje con el lector. Es una forma fácil de que el lector entienda las reacciones del personaje puesto que puede leer y entender mejor sus pensamientos.
 
5. No digas qué siente el personaje: muéstralo.
Juguemos a buscar las 7 diferencias:
  1. María está deprimida.
  2. María no quería salir de la cama. ¿Para qué? ¿Para lanzarse a una vida que no quería? ¿Para dedicarse a un trabajado que no deseaba? ¿Para besar a un desconocido que no amaba? Mejor permanecer en la cama y dormir. Y no dejar nunca de dormir.
Maria es el mismo personaje y en ambos casos está deprimida. Pero, ¿a quién entiendes mejor? ¿Por quién puedes llegar a sentir pena? ¿O, incluso, llegar a sentirte idetificado?
 
La magia de las palabras, amigos: no digas lo que quieres que el lector sienta, haz sentir al lector lo que quieras que sienta.
 
6. Evolución de los personajes y de la trama acorde con lo acontecido.
 
Un punto que considero fundamental para que el lector pueda sentirse identificado con la trama y los personajes, es que esta sea coherente.
Hace nada me he leído un libro en el que la esposa del protagonista accede a que el sha del reino la viole para evitar que esté mande destripar a su marido -a pesar de que acceda, puesto que es sexo a partir de una cohacción, sigo considerándolo violación-. Pues bien, ante esta espléndida situación narrativa, me esperaba más juego con los personajes, una mayor presencia de la mujer o SIMPLEMENTE ALGO. Si añades una escena con una carga emotiva tan destripante como puede llegar a ser una violación, debe repercutir de alguna forma en los personajes afectados o, incluso, en la trama.
 
Del mismo modo sucede con la muerte de un personaje. Si matas a alguien importante para tus protagonistas, esta muerte debe afectarle. No sólo durante unos instantes -ejem, ejem El corredor del laberinto ejem, ejem- si no lo que sería habitual en una persona real.
Y eso es todo,
¿qué técnicas empleas para emocionar a tu lector?
 
 
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¡Y seguid escribiendo!
 

4 comentarios en “Cómo ponerle la piel de gallina a tus lectores”

  1. Todo lo que has dicho está bien, aunque creo que para que a mí se me ponga la piel de gallina es necesario -además de todo lo anterior- que haya empatizado con algún personaje. De lo contrario me es imposible 🙁

  2. Hola, Taty:

    Como siempre, una entrada de lo más útil. Me ha gustado especialmente el ejemplo que has puesto de María; muy ilustrativo.

    Un saludo imaginativo…

    Patt

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