Hemos hablado mucho sobre cómo crear buenos personajes, pero es cierto que poco se habla a la hora de crear buenas dinámicas entre los distintos personajes de una novela. En la entrada de hoy, voy a daros una serie de puntos que tener en cuenta para lograr que un buen personaje, al ponerlo en relación con otro, se conviertan en una pareja genial.
Malas y buenas dinámicas
Antes de empezar con la entrada, creo que debería dedicar un pequeño apunte a hablar de la mala costumbre que se tiene a la hora de crear pésimas dinámicas.
Una dinámica es la relación entre dos personajes. Hablaremos de una mala dinámica cuando esta relación es lo que define a los personajes, así encontramos a “la novia del prota”, “el hermano del guerrero” o “la hermana pequeña a la que hay que proteger”. Es algo que he repetido mucho, pero seguiré haciéndolo: no tienes que definir tus personajes por una solo cualidad. Su relación con uno de los personajes no debería definirlo, pues estarás creando no sólo un personaje plano, sino totalmente dependiente, pues sin la persona con la que está relacionada no tendría ningún papel en tu novela.
Pues bien, ¿cómo logramos establecer una buena dinámica? Lo primero de todo, es crear personajes sólidos con voz y personalidad propias. Una buena dinámica no podrá darse entre personajes planos, necesitarán una ideología y un código de honor para emplearlos como contrapunto hacia la persona con la que la quieres relacionar. Si creas dos arquetipos no tendrás ningún punto sobre el que apoyar su relación.
Tipos de relaciones y cómo establecerlas
Por el interés te quiero Andrés
Simple y pura relación de interés. Ambos personajes necesitan algo del otro y establecen una relación de interés para lograr sus objetivos. Ya sea porque se encuentran encerrados en el mismo lugar y planean huir o bien porque el otro puede ayudarle a conseguir algo que busca.
Este tipo de relación se da entre personajes que se acaban de conocer: dos personas que van en una misma dirección y acuerdan viajar juntas para ayudarse mutuamente. Se entiende que, al superar el obstáculo que les obliga a actuar conjuntamente, acabarán separándose. Sin embargo, un tipo de relación así te puede dar pie a iniciar una relación de amistad.
Este tipo de dinámica se da entre dos personajes en las que se da un equilibrio entre dinámicas de poder: ninguno de los dos tiene poder suficiente sobre el otro como para imponerse. Suelen ser relaciones con cierta igualdad.
Amistad y lo que surja
Iniciar la trama con unos personajes que ya son amigos o pareja te da pie a introducir dos personajes que se tienen una mayor confianza, pudiendo lanzarse pullas o tener bromas privadas entre ellos. Piensa en cómo mostrar al lector que esta relación viene de lejos.
Tanto si deseas iniciar una relación de amistad o una amorosa, así como esbozar una relación establecida antes de la trama de tu novela, tienes que tener presente ciertos detalles a la hora de pensarlas. Una relación de amistad se da entre personas que tienen gustos similares y valores y personalidades afines. Es inverosímil que intentes emparejar a dos personajes que no tienen nada en común, puesto que la amistad -así como un romance- debe estar apoyada en algo. Una relación que empieza siendo de simple interés sólo podrá evolucionar hacia amistad si los personajes tienen algo más en común que un simple objetivo. Si no es así, seguirá siendo una relación de simple interés; no podrán mantener una verdadera amistad, mucho menos una relación amorosa.
Otro aspecto a tener en cuenta en este tipo de relaciones es la dinámica de poder. Tanto en una amistad como en una relación amorosa no tiene porque haber igualdad con respecto a quien da las órdenes. Puede uno de los miembros imponer su opinión sobre el resto. Sin embargo, ten muy en cuenta que se trataría de una relación abusiva que atenta, en cierto modo, con la libertad de los miembros subyugados. Una buena relación de amistad se da en la confianza, el respeto mutuo y la complicidad. Para crear una buena relación amorosa convencional, solo debes añadirle atracción sexual. En tu mano está querer crear relaciones tóxicas o no.
Más adelante crearé una entrada hablando sobre relaciones amorosas no convencionales, pero si quieres un pequeño adelanto, algo de ello lo comenté por aquí.
Lazos familiares
Elaborar dinámicas de personajes basadas en su relación familiar es algo muy complejo pues dependerá mucho de las sensación que quieras transmitir al lector. Antes de empezar a analizarlos, tengo que aclarar que no se tratan de relaciones familiares basadas en la relación biológica entre los personajes, sino en qué tipo de papel tienen los personajes entre sí. La paternidad así como la fraternidad no sólo se da en seres ligados biológicamente.
Crear una relación familiar te da mucho pie a jugar con una dinámica de poder. Generalmente, en toda relación familiar, uno de los miembros tiene autoridad sobre el otro, especialmente entre adultos y niños, así como progenitores e hijos. El juego estará en establecer hasta qué punto esta autoridad es firme y si el subyugado acepta su lugar. No obstante, existen buenas relaciones familiares en las que se establece una relación de igualdad.
A pesar del peso de la autoridad, tus dos personajes pueden llevarse mejor o peor. Esta relación no podrás basarla exclusivamente en el rechazo a la subyugación, sino que tendrás que crear dos personajes sólidos e independientes con gustos y valores distintos. Así, tendrás que esbozar qué une a tus personajes y qué los separa. Haciendo el balance podrás determinar cómo es exactamente su relación: ¿se reduce estrictamente a ser una relación jerárquica? ¿tienen una relación de confianza y respeto? ¿Tiene uno por modelo al otro y lo imita en todo?
Enemigos y rivales
Ya hemos hablado mucho, y más que hablaremos, sobre crear a un buen villano. He dejado bastante claro, o al menos eso espero, que creando un villano como simple encarnación del mal es un error garrafal. Pues hoy te explico por qué. Un villano que simplemente es malo, o se asocia con una fuerza en concreto, no tendrá personalidad, no tendrá valores propios ni voz alguna. Así, no podrás crear ninguna, buena o mala, dinámica entre tu protagonista y antagonista, puesto que éste último simplemente seguirá los designios del mal, casi sin tener opinión alguna sobre lo que está haciendo.
Si quieres crear una buena dinámica entre antagonistas, entre rivales o enemigos, tienes que crearlos como personajes semejantes con valores irreconciliables. Vamos a ver un ejemplo para ver como se puede trabajar bien esta dinámica: Imagina un protagonista que es un mago que desea encontrar y destruir un objeto legendario que podría, según su opinión, destruir el mundo. Créale un compañero de viaje, otro mago como él, amigos desde la infancia. Este segundo mago querrá también encontrar el objeto legendario pero, según su criterio, no se tendría que destruir sino emplear para mejorar el mundo; pues su magia podría ser controlable y aprovechable para la raza humana. Ni el uno ni el otro son malos, ambos buscan un mismo objetivo que es el de proteger o mejorar el mundo, pero sus diferencias los terminarán convirtiendo en rivales, incluso enemigos. Esta sería una buena dinámica, puesto que sus diferencias irán surgiendo con el transcurso de la novela y su amistad poco a poco se irá rompiendo hasta convertirse en rivales.
A la orden, señor
Por último, hablaré generalizando mucho de relaciones basadas en la jerarquía. Relación entre un señor y sus vasallos, un capitán y su grupo militar e, incluso, entre señor y su siervo. En estas relaciones recae todo el peso de la dinámica de poder puesto que, sin ninguna duda, uno de los miembros tiene un gran poder sobre el otro. En este caso, no es simple autoridad sino que puede llegar a tener la potestad de acabar con la vida de su subyugado sin demasiadas represalias sociales.
Lo primero que tendrías que hacer ante una relación de este tipo es establecer qué tipo de liderazgo emplea el personaje con autoridad: ¿es un personaje duro con sus hombres? ¿impone su autoridad por encima de la libertad de sus hombres? ¿sabe escuchar a los suyos? ¿su autoridad es constantemente cuestionada?
Lo segundo sería esbozar la relación entre los miembros. Igual que en los puntos anteriores, tendrás que ver qué puntos tienen que común y qué aspectos los alejan. Con aquellos que tenga más afinidad podrá combinarse su relación con cierta amistad, mientras que con lo que no tenga nada en común o demasiados aspectos contrarios su relación será estrictamente jerárquica.
No todos los vasallos serán amigos del rey, pero sí todos estarán subyugados a sus órdenes. En tus manos está el jugar con las preferencias del rey con respecto a sus hombres, y como aventaja (o no) a las personas con las que es más afín o con las que comparte cierta amistad.
-&-
En tu mano está el jugar con la relaciones de tus personajes y conseguir crear buenas parejas que perduren en la memoria de tus lectores. Sólo tienes que pensar en ellos como en personas normales y corrientes, y en cómo se relacionarían entre sí.
Cuéntame, ¿tienes pensada alguna pareja genial para tu novela?
Como siempre, te recuerdo que puedes suscribirte a mi newsletter, donde cada quincena te resumiré mis entradas y podrás acceder a material que diseñe especialmente para vosotros ^^
¡Y nunca dejes de escribir!
Otras entradas que quizás te interesen:
Como siempre, una entrada interesante. Poner de forma esquemática lo que suele verse y te acostumbras, pero no caes en "ordenarlo" como tú haces… Aportas herramientas muy útiles.
Por mi parte, una de las relaciones que más me gusta es la que comienza como relación de interés, pasa a amistad, y después a atracción sexual. Creo que tiene mucho juego y eso es interesante; ofrece un gran potencial para hacer crecer a los personajes interactuando entre ellos.
Y las basadas en la jerarquía también creo que tienen mucho que ofrecer.
Ahora estoy pensando en los tipos de relaciones que existen entre mis personajes y voy a prestarles más atención.
Un beso!
Buenos días
Interesante. A mí me gustan las que se inician por puro interés y las que son más o menos igualitarias, de manera que un personaje necesita al otro para poder llevar a cabo sus planes con éxito.
Un saludo.
Aunque has puesto muchos tipos de relaciones encuentro que faltan. Supongo que hay tantos tipos como personajes. Por ejemplo, mi favorita es la relación amor-odio, que puedas tener con tu ex- o con algún otro enemigo que algún día fue tu amigo. También me gusta mucho cuando dos protagonistas se odian porque no tienen nada en común pero les une el bien común o el conflicto.
Es curioso que en una de las parejas de personajes más logradas de la literatura universal, la de don Qujote y Sancho, a este último se le reconozca siempre como "el escudero de don Quijote".
Un artículo muy interesante, como siempre, para tenerlo en cuenta antes de escribir.
Por cierto, he indagado y en la Edad Media una variedad de tinta azul intenso se elaboraba a partir de lapislázuli, por lo que esta era especialmente cara. Según las Etimologías de San Isidoro, el rojo procedía del cinabrio, el amarillo de unos sulfuros naturales, un azul más común de sarmientos de uva negra impregnados en vino, el verde de sales de cobre y el blanco de huesos molidos o plomo atacado con vinagre.
Oh, ¿de dónde has extraído la información? Me guardo los datos, me parece interesantísimo ^^
Sí, claro. ¡Es un esquema muy general! La relación de amor-odio la puedes englobar fácilmente en una relación de amistad/amorosa tóxica, o en una de rivales. Y la segunda que comentas sería una relación de puro interés.
Sin embargo, como bien dices, hay tantas relaciones como personajes. Esto sólo sirve como pauta para pensar como esbozar las relaciones del libro.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Me interesó un debate que tenías en twitter sobre cuál era la tinta más cara. No sé a cuánto estaría el cinabrio. La referencia es de 'Los españoles de hace 900 años', de Vicenta María Márquez de la Plata. https://books.google.es/books?redir_esc=y&hl=es&id=i07jAAAAMAAJ&focus=searchwithinvolume&q=tintas