Siempre he creído que escribir un relato es una muy buena forma de aprendizaje. Escribir una historia en pequeño formato te ayuda a saber trabajar la trama, darle profundidad a tus personajes y poder trabajar incluso tu estilo. Al ser un proyecto corto, puedes manejar mejor la corrección y aprender más fácilmente de los errores. Vamos, en resumidas cuentas, es una muy buena opción si estas empezando a escribir.
La principal diferencia entre escribir una novela o un relato es, obviamente, el espacio disponible para trabajar nuestras historias. Pasas de disponer unas 50.000 palabras a unas 10.000, pero quieres mantener la calidad, la originalidad de las historias y, por supuesto, un buen desarrollo en los personajes. ¿Cómo hacerlo?
1. Una idea, un mensaje
Lo primero en lo que vas a tener que pensar es en lo que quieres transmitir a tu lector. Todo relato debería tener un mensaje o una idea que sirva como eje de toda tu historia y tendrías que desarrollarla teniendo esto siempre en mente.
Tomemos el ejemplo de cuento popular de la Caperucita cuyo mensaje principal es advertir a las niñas del peligro que supone confiar en desconocidos y adentrarse solas en el bosque. Todo el cuento está focalizado en dirigirse a un público concreto y concienciar de este peligro.
Pero pensemos un poco más. Como escritores, resulta divertido jugar con estos cuentos. ¿Y si tomamos la misma historia y queremos darle otro significado? Imagina que hubiera sido del cuento de la Caperucita si, en realidad, quería advertir de la caza indiscriminada de lobos; o si su mensaje fuera el de advertir a las abuelas sobre el consentir demasiado a sus nietas; o, incluso, enseñar a las niñas a defenderse por sí solas de ciertas amenazas en lugar de buscar ayuda en otra persona. El cuento cambia. Explicaría la misma trama pero todo se configuraría de forma distinta, ¿no?
Con tu relato tendrás que tener siempre en mente qué quieres transmitir con él para hacer que todo encaje a la perfección.
2. La importancia de la estructura
Aunque la estructura es esencial también en novela —he ahí la importancia de tener una buena escaleta, seas de brújula o mapa—, en un relato resulta esencial para aprovechar bien todo el espacio que te concede el género.
Tendrás que pensar muy bien qué sucede en todo momento y darle una buena estructura para compartir con tu lector la sensación que deseas. Tienes que lograr que la trama avance de forma coherente pero, al mismo tiempo, sea rápido. Te lo vuelvo a repetir, tendrás tan sólo 10.000 palabras para desarrollarla y no tienes que desaprovechar tu espacio.
Aunque no es necesario hacer una escaleta para un relato, sí que me parece importante dedicar unos minutos antes de escribir para, primero, determinar la idea que quieres transmitir con tu historia y, segundo, determinar por qué puntos esenciales debe pasar la historia para que se llegue a él.
En el momento en el que lo tienes todo preparado, toca ponerse a escribir.
3. Evita lo que no es esencial para la historia
Del mismo modo que no necesitas saber si a la Caperucita le gusta más la carne o el pescado, no tienes que ofrecer información inútil a tu lector. Estás escribiendo un relato y de él se espera que sea algo rápido y ágil. Tienes el mensaje en mente, incluso has elaborado una lista de escenas por las que debe pasar tu historia: céntrate en eso.
Una vez escrito lo esencial, toca plantearse si la historia necesita algo más. ¿Tal vez escenas de unión? ¿Tal vez un personaje secundario? Lo justo para que la historia pueda caminar por sí sola pero sin sobrecargarla.
Los que estamos acostumbrados a escribir novela, tendemos muchísimo a introducir personajes llamativos y tramas secundarias pero, en realidad, no aportan nada a tu historia. Tienes que aprender a recordar y sintetizar cuando escribas relatos. Debes ajustarte al género y ajustar tus tramas y tus personajes a él.
4. ¿Estás seguro de que sirve para un relato?
¿Soy la única que ha empezado escribiendo un relato y la cosa se le ha ido de las manos? Es la principal causa por la que no he escrito ninguno hasta el cachava y boina: una buena idea para un relato, al desarrollarla, se convertía en una buena escaleta para una novela.
Hay historias que, simplemente, no sirven para un relato. Algo demasiado elaborado, una historia demasiado compleja o, sencillamente, una trama que daría para una novela o, incluso, una saga. Si quieres escribir un relato de algo que crees que va a ser demasiado grande, focalízalo de otra forma: céntrate en una trama concreta, en un personaje o, incluso, en una leyenda de tu universo.
Si quieres probar con este género y no sabes muy bien por dónde empezar, una buena opción es realizar una relectura y una reinterpretación de cuentos populares o mitos de distintas culturas. Cada mes cuelgo un mito nuevo con el que poder inspirarnos para escribir algo, ¿por qué no un relato?
-&-
Y eso es todo por hoy. Escribir un relato para alguien acostumbrado a escribir historias mucho más grandes puede resultar complicado, pero lo importante es que te centres en lo que quieres trasmitir.
Y, cuéntame: ¿has escrito algún relato?
Como siempre, te recuerdo que puedes suscribirte a mi newsletter, donde cada quincena te resumiré mis entradas y podrás acceder a material que diseñe especialmente para vosotros ^^
¡Y nunca dejes de escribir!
Muy buena entrada. Creo que la diferencia principal entre el relato y la novela está compuesta solo por el enfoque.
Buenas tardes
A mí siempre me ha encantado escribir, y leer, narrativa breve, con la excepción de los microrrelatos, que me parecen excesivamente breves. Es cierto que he escrito alguno, pero mis extensiones favoritas son entre 2000 y 8000 palabras.
Mi recorrido ha sido el contrario al tuyo. Yo empecé con relatos hace más de 20 años. Escribí muchísimos hasta más o menos el año 2000, en que gané una mención especial de narrativa breve y lo abandoné. En 2006, en un blog, me puse a escribir unos cuantos durante dos o tres años. Ahora sigo, pero a un ritmo mucho más lento.
Sin embargo, tengo una novela, un monstruo de 180.000 palabras que empezó siendo un cuento de hadas 😀 Como bien dices, hay historias que no se pueden contar en menos de 10.000 palabras.
Ahora me resulta más fácil escribir novela corta: entre 20.000 y 50.000 y las empecé a escribir de dos formas: enlazando relatos breves sobre un mismo tema, o entrelazando dos tramas, ideadas como una sucesión de escenas o relatos (así es como iba escribiendo Velas en la distancia). Normalmente, esas escenas son como subtramas, pero yo las ideo como relatos, porque me es mucho más fácil.
Tus consejos me parecen buenos. El 4 no me sirve porque empecé con el relato 🙂 El 1 es aplicable a las novelas. Podría resumirte el tema o los temas principales de esa de 180.000 en pocas frases: "No importa lo nobles que sean tus objetivos: si intentas alcanzarlos desde la imposición o el mal, te conviertes en un monstruo. Y si quieres a alguien, ponte en su lugar y escúchalo". Las 180.000 palabras revisan este tema principal desde varios ángulos.
El punto 2 lo aplico de la siguiente forma: la historia tiene que estar completa en la cabeza antes de escribir una sola línea.
En cuanto al punto 3, aunque es esencial en un relato, también se aplica a la novela. La novela te permite incluir "adornos", escenas que solo tienen como objetivo caracterizar personajes, pero también tienes que eliminar todo lo superfluo.
Buen artículo.
Sí, es cierto, el primer punto es aplicable también a novela y, de hecho, mucho más importante para una novela. Pero hay escritores que piensan: "ah, es algo breve, ¡vamos a escribir así al tuntún y ya lo corregiré!" Iba más enfocado a no lanzarse a escribir sin tener las cosas pensadas xD
Qué curioso que acostumbrado a relatos, te pases a escribir una novela tan grande. A mi me pasa justamente eso: los relatos que empiezo terminan dando pie para novelas, así que los dejo inacabados para cuando tenga la escaleta y pensada mejor la trama xD
Gracias por pasarte, Donald!