Hoy vengo a hablar de amor. O, mejor dicho, vengo a hablar del mal amor. En la literatura actual hay un boom en retratar relaciones tóxicas como si fueran algo ordinario y, aún peor, un modelo a seguir. Seguro que te viene a la mente un montón de novelas que romantizan una relación de posesión, una actitud agresiva e, incluso, interrelaciones en el que se da maltrato psicológico. ¿Se puede trabajar este tipo de relaciones en fantasía? Por supuesto, pero tienes que saber, en primer lugar, identificar una relación tóxica y, en segundo, saber cómo trabajarla en tu literatura para no lanzar un mensaje erróneo a tu público.
1. ¿Qué es una relación tóxica?
Para definir una relación tóxica se debe partir de la definición de una relación interpersonal sana. Si preguntara por Twitter sobre qué es el amor, me saldrían tantas definiciones como personas me hayan contestado. Y lo bonito es que todas serían correctas, pero no todas definirían una relación sana.
Pero vayamos al grano: ¿qué se entiende por una relación interpersonal sana? Es aquella en la que se da una relación de confianza y respeto mutuo entre las dos partes, donde el peso de los roles de la relación queda equilibrado y ninguna de las partes ostenta poder sobre la otra. En definitiva, una relación interpersonal sana es aquella en la que todas las partes pueden ser ellas mismas y ser aceptadas por la otra, sin imposiciones ni manipulación de ningún tipo.
En contraposición, por lo tanto, una relación tóxica es aquella en la que una de las partes influye en la otra y la manipula. Así, la confianza y el respeto se desdibujan e imperan los sentimientos de dependencia y dominación. Obviamente, existe una gradación en la toxicidad de la relaciones, pero la definición más llana sería esta.
2. ¿Cómo introducir esta toxicidad en las relaciones de tu novela?
Para trabajar bien este tipo de relaciones tenemos que fijarnos en tres aspectos principales: el tipo de toxicidad que se da, el tipo de relación y cómo deseas reflexionar sobre ella. Vayamos por partes.
FORMAS DE INTOXICAR UNA RELACIÓN
Aunque los voy a trabajar por separado, ten muy en cuenta que estos aspectos suelen están interrelacionados y que, dependiendo del grado de toxicidad de la relación, su influencia será mayor o menor en los integrantes.
Dependencia emocional.
Al menos uno de los integrantes de la relación es incapaz, o le resulta muy complicado, sentirse pleno y feliz sin la intervención del otro. Es decir, se tratan de personas que no son autónomas y siempre dependerán del otro para sentirse bien consigo mismo. Ten en cuenta que esta relación puede darse de forma bidireccional y crear una relación codependiente.
Esta dependencia emocional puede darse de forma intrínseca, es decir, debido a la propia personalidad de uno de los integrantes; o también extrínseca, cuando un miembro de la relación provoca este sentimiento de dependencia en el otro. Esta es una forma de manipulación que emplean muy bien y con mucha soltura los sociópatas.
Posesión y control.
En este tipo de relaciones, la confianza y el respeto quedan desbancados por la idea de posesión o control. Al menos uno de los miembros siente que tiene poder sobre el otro y que, por lo tanto, puede controlar aspectos su vida: con quién se junta, cómo viste, en qué gasta su tiempo, etc. También en este caso puede darse de forma bidireccional.
Este tipo de relaciones la mantendrán personas inseguras (y, por lo tanto, celosas), manipuladoras y controladoras. Este aspecto, unido a la dependencia emocional puede ser un combo mortal, literalmente.
Expectativas irreales.
Este tipo de relación tóxica es una de las más extendidas en la sociedad y, en la mayoría de los casos, queda totalmente invisibilizada. Se trata de una relación en la que al menos uno de sus miembros proyecta en el otro sus expectativas, provocando que no vea al individuo en sí sino todo lo que desea en que se convierta esa relación. Así, esta persona, de forma inconsciente, fingirá no ver los defectos del otro para centrarse en sus proyecciones.
Este tipo de relaciones se darán, sobre todo, en personas ilusas con muy altas expectativas en su vida social y puede darse, también, de forma bidireccional. ¿Te imaginas retratar una pareja cuyos miembros estén enamorados de alguien que no existe realmente?
Comunicación pasivo-agresiva
O lo que es lo mismo: relaciones sin comunicación. Son aquellas en las que entre los miembros no se da una comunicación significativa entre las partes. En la mayoría de los casos, las discusiones se esquivan y los problemas se relegan a un segundo plano. Se finge que todo va bien hasta que todo esto termina explotando.
Es fácil que se den estas relaciones en personas con dificultades para expresar sus sentimientos o que se sientan presionadas, de alguna forma, a no expresar su desagrado. En casos extremos, termina convirtiéndose en una guerra fría sin palabras. ¿Te suena eso de discutir sin palabras?
Pérdida de confianza y mentiras.
Cuando una relación está llena de mentiras o, incluso, está erguida sobre una gran mentira, es imposible que avance de forma sana. Este tipo de interacción fomenta la pérdida de la confianza en la relación que es, en definitiva, la base de cualquier relación social sana y efectiva.
Normalmente, estas relaciones son como un jarrón: mentira tras mentira se va agrietando hasta que llega un momento en el que es imposible volver a juntar las piezas. Una dependencia emocional muy fuerte por parte de al menos uno de los integrantes podría forzar esta relación a mantenerse unida cuando no debería.
TIPOS DE RELACIONES LIGADAS A SU TOXICIDAD
En ningún momento he hablado de parejas, puesto que estas relaciones pueden darse en cualquier ámbito: relaciones familiares, relaciones afectivas o de amistad, relaciones laborales y, por supuesto, las relaciones amorosas y/o sexuales. Si quieres visibilizar en tu novela otros tipos de toxicidad social, te recomiendo pensar en otras opciones. Te doy algunos ejemplos:
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Amistad posesiva y dependiente: una relación de amistad en el que una de las partes siente que tiene el control sobre la otra y, al mismo tiempo, fomenta un sentimiento de dependencia en el otro integrante.
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Paternidad basada en expectativas irreales y en el que impera el control sobre el otro: una relación en la que el progenitor proyecta en su hijo unas expectativas muy concretas y lo fuerza para que siga sus pautas.
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Relación laboral basada en mentiras y en la que se ha perdido la confianza: relación entre dos compañeros de un mismo gremio que, debido al aluvión de mentiras que se han dedicado, pierden la confianza entre ellos. Todo ello deriva a una comunicación insignificante, pues solo se lanzan reproches el uno al otro.
Recuerda que tienes a tu disposición un post anterior sobre dinámicas entre personajes, te servirá muy bien para saber entrelazar un tipo de relación con algunos elementos tóxicos.
CÓMO PLANTEAR ESTAS RELACIONES
Recuerda que la literatura, por muy ficcional que sea, tiene un impacto en nuestra realidad. Ayuda a tomar referentes, ayuda a reflexionar y, sobre todo, ayuda a conocernos a nosotros mismos. Si planteas estas relaciones en tu literatura debes saber hacerlo de la forma adecuada para que no sirvan de ejemplo ni referente al público que te esté leyendo.
¿Cómo conseguir esto? Siendo verosímil, ni más ni menos. Una mujer metida dentro de una relación de posesión y dependencia emocional, no va a pasarlo bien. Y no deberías convertir la bestia en un príncipe azul.
¿Qué soluciones daría yo a las relaciones planteadas anteriormente? Pongamos ejemplos:
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Amistad posesiva y dependiente: el integrante dominador termina repudiando al otro integrante cuando conoce a otra amistad más interesante. Al quedarse esta persona totalmente sola, pues no tenía a nadie más, decide suicidarse.
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Paternidad basada en expectativas irreales y en el que impera el control sobre el otro: el hijo termina huyendo del hogar familiar debido a la presión a la que lo someten. El padre queda desolado, se da cuenta del error que ha cometido, pero ya es demasiado tarde.
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Relación laboral basada en mentiras y en la que se ha perdido la confianza: estos dos compañeros de trabajo se verán obligados a trabajar juntos para salvar el mundo. Debido a sus disputas, pierden la oportunidad de salvar a su pueblo.
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¡Y eso es todo por hoy! Recuerda que la toxicidad de las relaciones se da en cualquier ámbito social y que tu deber como escritor es saber calcular el impacto de tus palabras sobre tu público. Recuerda que por muy ficcional que sea tu novela, ¡impactará de una forma u otra en la realidad de tus lectores! No me valen excusas: puedes meter una relación tóxica en tu novela, pero validarla será un tremendo error.
Y cuéntame, ¿qué otros finales les darías tú a los ejemplos planteados?
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¡Y nunca dejes de escribir!
Yo le daría unos finales un poco menos trágicos, pero sin endulzar la parte tóxica por ello.
En el primer ejemplo, la persona dependiente no se suicida, sino que sobrevive y empieza a darse cuenta de sus problemas de dependencia. Con tiempo y ayuda, acaba mejorando.
En el segundo, el padre se queda solo y se da cuenta tarde de su error y sufre (que se joda), pero para su hijo es un final feliz porque se libera de su tóxica influencia.
En el tercer ejemplo no sé qué haría. No es un ejemplo que me parezca muy interesante, y siento que en la vida real solo se tratarían con frialdad y más o menos (probablemente menos) profesionalidad.
Todos son buenos finales. Yo tengo una tendencia a tirar hacia lo trágico, al menos en mis ejemplos xDDD
En el último estaba pensando en una relación de, por ejemplo, dos magos que siempre han estado enfrentados pero se ven en la obligación de trabajar cooperativamente para salvar el mundo.
Gracias por pasarte ^^
Buenas tardes
A ver si a la tercera…
Decía que no suelo describir relaciones tóxicas entre mis personajes, mucho menos si son amorosas (de hecho, mira que es raro que hable de amor). La canción que te puse en Twitter era un ejemplo de cómo me gustan a mí las historias de amor: aquellas que acaban muy mal. Por eso es una suerte que sean tan escasas en lo que escribo 😀
En cuanto a tus finales, y esa es la paradoja, yo sería muy optimista:
1) La persona abandonada comprende que su abnegación hacia su dominadora era absurda. Tanto sacrificio para quedar sola. Recupera su autoestima y aprende a quererse a sí misma.
2) Al cabo de los años, el hijo comprende que siempre ha querido a su padre. Regresa y se reconcilian.
3) Perder a su pueblo hace que los dos compañeros comprendan que tienen que entenderse. Tienen problemas, se pelean más veces, pero tras mucho esfuerzo, salvan el mundo.
Un saludo.
A mi me va más lo trágico, la verdad; pero siguen siendo buenas formas de trabajar el tema ^^
Yo justo estoy corrigiendo la novela que escribí durante el Nanowrimo, y hay capítulos enteros que estoy reescribiendo, porque encontré muchas situaciones tóxicas entre dos personajes, y no me gusta para nada.
Socialmente nos bombardean con relaciones tóxicas, es normal que incluyas alguna sin darte cuenta. Lo importante es percatarse y darle un buen giro ^^
¡Suerte con esa corrección! ¡Un abrazo!