¿Existe realmente una novela DEL GÉNERO QUE SEA sin un romance? Parece que, al escribir, nos vemos obligado a incluir siempre al menos una relación romántica dentro de la trama. En cierto modo lo entiendo, el amor forma parte de la vida de cualquier persona y es algo que la mayoría busca. Pero por otro lado, me parece exagerada la importancia que se les llegan a dar. Ten algo claro, estás escribiendo una novela de fantasía y no una romántica. El romance debe formar parte de tu novela como un ingrediente más, pero no crear la sensación de que todo gira a su alrededor.
En la entrada de hoy, te daré una serie de consejos para poder incluir una relación romántica sin llegar a destrozar tu novela por completo.
Antes de nada, vamos a hablar sobre qué es el amor. No podemos escribir sobre algo que no comprendemos y, para ello, vamos a repasar las etapas por las que pasa cualquier relación amorosa –al menos, en nuestro universo–.
Etapas en toda relación amorosa
A pesar de lo que nos intentan hacer las comedias románticas, es amor no es algo sencillo. No te enamoras de una persona dos semanas después de conocerla, no te enamoras realmente de una persona hasta que no vives junto a ella ciertas experiencias y lo conoces casi como a ti mismo. El amor solo se logra después de esta comprensión y de esa aceptación. Quieres a alguien por sus virtudes, pero también por sus defectos. No será perfecto, pero nada lo es.
Debes ajustar el romance de tus novelas a esta realidad. Generalmente, una relación amorosa pasa por tres etapas. En esta página web te lo explican de maravilla, pero aquí vengo a resumírtela:
Atracción o lujuria
En la fase en la que se destaca la ilusión y los deseos de ver a esa otra persona. Los sentimientos y las emociones son eufóricos y, generalmente, se cambia rápido de estado de ánimo. Algunos cambios físicos de esta etapa son los enrojecimientos, las palpitaciones, temblores, excitación y nerviosismo así como obsesión, pensamiento intrusivo o fantasioso y miedo al rechazo.
Generalmente, es la única etapa que se contempla en la mayoría de novelas. Es “la parte bonita” de toda relación, la parte más estigmatizada: palpitaciones, sudores, esas mariposas en el estómago.
Amor romántico
Es la fase en la que se empieza a construir la confianza entre ambos partes de la pareja. Se empiezan a cuestionar aspectos de la relación para valorar si esta persona es realmente con quien quieres estar. ¿Me hará feliz? ¿Puedo realmente confiar en él/ella? ¿Me cuidará en los malos momentos?
Es una etapa en la que, inevitablemente, empiezan a surgir crisis y discusiones. Solventarlas, hará crecer y fortalecer los lazos afectivos; pero, si no es así, causará frustración, decepción, tristeza e, incluso, ira. Crear esta confianza será vital para que una relación avance, para esto cada una de las partes tiene que tener en cuenta las necesidades del otro, intentar cubrirlas y adoptar una actitud de empatía para poder solventar los problemas que surjan.
Esta es la etapa más larga de cualquier relación amorosa y muchas terminan porque no logran crear esta confianza ni esta empatía. Debes tener muy clara esta etapa para tus relaciones amorosas pues no pueden edificarse, únicamente, sobre la lujuria.
Amor maduro
Superada la etapa anterior, se logra una relación de compromiso real y leal. Ambas partes se comprenden de una forma mucho más profunda y se crea una unión que predomina sobre el torrente emocional de la primera etapa. Se valora más el apego, la ternura y el afecto profundo; la otra persona se convierte en un punto de apoyo.
La comprensión y el respeto será sobre lo que se erguirá la relación. El amor dejará de experimentarse de una forma individualista y pasará a verse como una unidad que es mucho más que la suma de ambas partes. Se trata de una relación mucho más libre, menos obsesiva que las partes anteriores, basado en la comunicación, el diálogo y la negociación.
De esta manera, vemos como el amor no nace de un día para otro, sino que se trata de una relación que hay que fortificar día tras día para logar que avance. De esta manera, dejando de cuidarla, una relación amorosa puede verse deteriorada hasta el punto de llegar a romperse.
Ahora tenemos algo más claro que es el amor. Pero, vayamos a lo que nos importa:
¿Cómo introducirlo en nuestra novela?
Crea personajes sólidos de forma independiente
Un error común en escritores novatos es incluir un personaje cuya única función en la trama es enamorarse del protagonista. Es plano y sencillo, generalmente suele ser a quien se debe rescatar o proteger. No tiene personalidad propia ni tiene fuerza alguna en la trama, es sencillamente “el novio o la novia del prota” y todo lo que haga o le hagan irán relacionadas con él o ella. Se convierte en una posesión del protagonista.
Si deseas incluir un romance, que sea entre dos protagonistas literariamente fuertes e independientes. Dos personajes con peso en la trama y con una personalidad clara y definida. Que sus acciones no se limiten solo a su relación amorosa, sino que tenga su propio pasado, sus propios objetivos y sus propios miedos.
Evitar clichés físicos y literarios
Quieres que tu obra destaque, que sea una obra que se recomiende. Mi consejo es evitar los clichés más repetitivos y mascados.
El que más rabia me da es otorgar un físico correspondiente a los “enamorados”. El amigo feo, se enamorará de la amiga fea. El héroe se enamorará de la chica más maravillosa. Sería interesante introducir parejas no normativas físicamente. Mezcla etnias, mezcla cultura, mezcla belleza: el amor no entiende de esas nimiedades.
Por otro lado, tenemos mil clichés tipiquísimos de las novelas románticas que deberías evitar en tu novela fantástica. Pretendes hacer algo mejor que eso, por lo que no te bases en algo tan mascado como la figura de la chica en apuros, triángulos amorosos o introducir al chico misterioso e interesante. Y, por lo que más quieras, no crees un grupo de héroes en el que haya una sola chica y que esta termine prendada del héroe.
O inclúyelo, pero dale la vuelta. Que la damisela en apuros le pegue una paliza al monstruo que la intenta secuestrar, que el triángulo amoroso sea un dodecaedro, que el chico misterioso sea gay y, por qué no, que la chica del grupo se enamore del villano. Se original, se llamativo.
Crea una evolución de la relación coherente y verosímil
Más arriba hemos hablado de las etapas de toda relación amorosa. Fíjate en las pautas que nosotros mismo seguimos para tus personajes. Quieres crear una historia verosímil, por lo que no tiene sentido que pasen a confiar plenamente el uno al otro si no pasan por una experiencia que les lleve a ello. El amor no es sinónimo de confianza, la confianza se gana pulso a pulso en el transcurso de cualquier relación, no sólo una amorosa, claro está.
Tendrás, por lo tanto, que ser coherente con el desarrollo de esta relación y seguir las pautas marcadas más arriba.
Amor sin sexo y sexo sin amor
Aunque ya trataré este tema más extensamente más adelante, vengo a plantearte algo: ¿El amor y el sexo van siempre unidos? Puedes enamorarte pero decidir no tener relaciones sexuales, del mismo modo que puedes acostarte con alguien sin estar enamorado. Generalmente, se asocia amor y sexo sin llegar a plantearse el por qué.
¿No pueden tus personajes acostarse entre ellos sin sentir nada? Y no, no sigas el argumento de cualquier comedia romántica en el que al final acaban casados. ¿No puede tu personaje ir de flor en flor sin más? ¿Puede tu personaje simplemente sentirse feliz con la primera etapa de todo enamoramiento y salir por partas cuando las cosas avanzan demasiado?
Debes conocer cómo funciona, generalmente, toda relación amorosa; pero tus personajes no tienen porque seguir las normas. Pero debes conocer cómo funciona para poder salirte de la norma.
Amores no correspondidos: símbolos de fracaso
Una relación amorosa, en toda novela, siempre acaba bien. El autor crea algunos obstáculos pero siempre avanza como es debido: se enamoran, se pelean, se reconcilian, la relación avanza, nueva pelea para darle vidilla a la trama, se reconcilian y son felices. Me parece aburrido y soso, sin más. Es extremadamente prototípico que el protagonista acabe siempre en una relación amorosa porque, en nuestra sociedad, se considera un fracaso quedarse soltero.
Pues que le den a los prototipos de la sociedad. Puedes crear un personaje que desee quedarse soltero y ser feliz. Un personaje que no sea correspondido, que permanezca en la friendzone, pero que termine encontrando la felicidad sin necesidad de crear una relación amorosa-parche. ¿Por qué no? ¿Por qué siempre nos estancamos en los mismos clichés y otorgamos la misma interpretación a las relaciones amorosas?
Preguntate si realmente es necesario
Por último, lo que siempre digo: todo, absolutamente todo, tiene que tener un por qué en tu novela. Si la relación amorosa que vas a incluir no aporta nada a la trama, elimínala: posiblemente se trata de un intento de rellenar sin más, creando personajes vacíos y una trama secundaria sosa y prototípica.
Observa tu novela, la trama que quieres trazar, ¿te encaja bien un romance? ¿Se sale demasiado de la trama central? ¿Incluirla te obliga a trazar la trama alrededor de esta nueva situación? No temas eliminarla pues, seguramente, le estés algo que pueda llegar a estropearla del todo.
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Y eso es todo por hoy,
Cuéntame, ¿introducirás romances en tu novela?
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¡Y sigue escribiendo!
Me ha resultado muy intersante esta entrada. A mí me fastidia bastante cuando una novela fantástica se va mucho a lo romántico o cuando la relación amorosa se vuelve el eje principal. Es importante que para hacer la novela plausible haya alguna relación de algún tipo porque en la vida real estamos rodeados de ellas. Tampoco soporto eso que llaman la friendzone, porque que haya un grupo protagonista con miembros de ambos sexos no significa que tengan que estar alguno enamorado del otro, pueden ser amigos o camaradas sin más. Estoy totalmente deacuerdo con lo de que tenga que terminar en pareja feliz.
Tengo ganas de aprender a escribir y lanzarme a contar todas esas historias que me pasan por la cabeza, pero no tengo mucho tiempo y al final siempre dejo todo a medias, al igual que mis dibujos. A ver si me organizo mejor.
Me quedo por tu blog.
¡Besos!
Totalmente de acuerdo, cuando una novela fantástica deja de lado la trama para centarse en un romance… se vuelve aburridísimo.
Ánimo, espero que saques tiempo para escribir ^^
Una abrazo y bienvenida a la familia <3
¡Genial artículo, Taty!
Yo también pensaba lo mismo, así que al escribir mi novela fantástica tenía a dos personajes principales con dilemas parecidos: Para él es una revelación final super importante el darse cuenta de que no está hecho para el amor y que tener solo relaciones sexuales no es algo malo, y ella empieza una relación sexual con alguien que está enamorado de ella pero ella no es capaz de sentir amor (y los dos están conformes con ello). ¡Hay que incluir otros modelos relacionales en nuestras historias! Hacen falta más relaciones rotas, más amores maduros, más asexuales y arrománticos en la ficción.
¿Y tú, qué incluyes en las tuyas, Taty?
¿Yo? Tengo una relación convencional hetero, varias convencionales homo, una que no llegará nunca a ser correspondida y una protagonista que no está hecha para romances. Intento darle variedad ^^