Como escritores parece que firmamos una serie de compromisos con el lector de antemano con respecto a nuestros héroes o protagonistas. El lector va a esperarse una serie de cosas, unos tópicos repetidos hasta la saciedad en la mayoría de novelas de fantasía. Tópicos que, en realidad, solo sirven para tranquilizar al lector y que, a nosotros como escritores, nos limitan creativamente. Hoy os voy a hablar de los tópicos más típicos y como evitarlos para crear sorpresa a nuestro lector.
1. Orfandad
Nuestra literatura está plagada de personajes que son huérfanos: no conocen sus raíces familiares y han tenido que criarse fuera del seno familiar. Esto no sería un gran problema si no pasara de aquí. Es fácil de explicar la orfandad de un personaje si se trata de una época de guerra o si una epidemia asoló la población. De hecho, lo lógico en semejantes marcos sería que hubiese muchos huérfanos.
Es más, recurrir a la orfandad de un personaje puede resultar beneficioso para el autor: te ahorras tener que inventar historia y nombres para los padres. Yo misma he creado personajes huérfanos por esto. A veces resulta la opción más cómoda para personajes que no requieran, realmente, de una gran historia detrás.
Sin embargo, el gran error está cuando este personaje huérfano, sin raíces familiares, se le da un parentesco al final de la obra que salve la situación de la trama. El reino necesita un heredero y todos han muerto, ostia, espera, que el protagonista es casualmente el bastardo del antiguo rey, que escondieron en el bosque. O el rey malvado está obsesionado en perseguir al protagonista y hacerse con él y, cuando por fin lo tiene consigo, le confiesa que es su padre y le ordena unirse a su gobierno. Qué casualidad, qué conveniente.
Está muy visto ver que ese personaje huérfano acaba teniendo un parentesco que ayuda a avanzar a la trama. Cambia esto. Venga, vale, que se crea el heredero al que todos buscan, que se crea el hijo del mismísimo rey y que luego resulte ser el hijo de cualquier plebeyo. Estas relaciones sacadas de la manga del autor resultan demasiado convenientes para que resulten creíbles. Si lo deseas, crea un personaje huérfano, pero no abuses de este tópico.
2. Perfección y bondad
Otro cliché recurrente es crear a nuestro héroe protagonista como un ser perfecto: estandarte de la bondad del mundo, honesto, fiel y un gran líder. Alguien que jamás haría el mal, alguien que busca convertir el mundo en algo mejor. Y mil cursilerías por el estilo.
No crees héroes perfectos. Lo perfecto no existe. Lo perfecto es plano, soso y aburrido. Tienes que crear un héroe complejo con un pasado a sus espaldas, con una personalidad definida y, como todos, con defectos. Para ello tendrás que valerte de una ficha de personaje, con ella podrás tener el personaje definido, te ayudará a pensar como él. Sin embargo, también tendrás que aprender a crearle profundidad estableciéndole unos objetivos personales, distintos a los objetivos del desarrollo de la trama o los objetivos del grupo.
Con estas herramientas, tendrás que crear un personaje auténtico. Puede ser un idealista en busca de mejorar el mundo, pero debe ser un personaje real. Igual no tanto un héroe, ni tanto un villano, simplemente una persona que se ve arrastrada por una historia y que tendrá que sobrevivir, como pueda, a ella. Lo interesante de la literatura es ver como un personaje idealista evoluciona y en qué se convierte dentro de la trama que le ha tocado vivir, ¿mantendrá todos sus ideales? ¿Qué tendrá que verse obligado a sacrificar para llegar a sus objetivos?
3. El elegido
En fantasía parece que sentimos fascinación por las profecías. Se ha convertido en el cliché más básico para atar a nuestro protagonista a la trama. Ah, no, no puedes escapar, estás destinado a ello. Y nos quedamos tan anchos.
Introducir una profecía en nuestra novela me parece una excusa perfecta para tratar temas tan complejos como la idea del destino y el libre albedrío. ¿Se puede escapar al destino? ¿Tenemos, en realidad, algún tipo de libertad? ¿O es que está todo ya escrito? ¿Quién escribe nuestro destino: una deidad o nosotros mismos a cada paso que damos?
Si vas a introducir una profecía en tu obra, ten presente todas estas preguntas. No te excuses en la planificación previa de los dioses y te quedes tan tranquilo. Introdúcele cierta complejidad o no resultará más que otro cliché sin aporte original a la trama. Piensa un poco en el concepto del destino y lo que podría implicar a tus personajes. ¿Existe realmente UN elegido escogido por los dioses antes de su nacimiento? ¿No podría ser este elegido cualquiera que se crea que cumple sus características? ¿No te saldrían, así, un montón de elegidos? ¿Y por qué no crear una profecía con cinco elegidos incompatibles entre sí? Piensa que es un cliché mascado hasta la saciedad, tendrás que darle algunas vueltas para ofrecer a tu lector algo distinto del resto.
4. Camino de rosas
A nuestros protagonistas los tenemos mimadísimos. Muchos autores les ponen el camino demasiado fácil, hasta un punto que resulta inverosímil y ridículo. ¿Cómo solucionar esto?
Lo primero es crear a un buen contrincante, un buen villano que se oponga a su objetivo. Tendrá que ser un personaje a la misma altura del protagonista o, incluso, superior. Una persona inteligente, capaz de llevar a cabo sus objetivos. Sólo así lograr vencerlo será, realmente, una proeza interesante de presenciar. Obliga al protagonista a pensarse bien los pasos a seguir, que no sea una camino fácil, que se encuentre acorralado y que salga mal parado de ideas mal llevadas.
Lo segundo es no tener miedo de hacérselo pasar mal a tu protagonista. Piensa que de donde mejor se aprender es de lo errores: cuanto mayor sea el error y su consecuencia, mayor será el aprendizaje. Además, creará profundidad al personaje, lo ayudará a madurar y mejorar. O, incluso, lo ayudará a enloquecer, volverse introspectivo o que actúe con mayor temor. ¡Todo depende de cómo quieras hacerlo crecer!
5. El prota nunca muere
Como lectores, en el momento en el que empezamos a leer un libro sabemos que el protagonista no va a morir. No hasta el final del libro, al menos. Si se trata de una saga, se da por entendido que éste no morirá, al menos, hasta el final de todos los libros. ¿Cómo te quedarías si lees un libro en el que el protagonista muere a medio libro? ¿Qué ocurrirá hasta el final? ¿En qué hombros caerá el protagonismo?
Este es un cliché extendido a la mayoría de novelas pero que, en cierto modo, se entiende su por qué. Te has pasado meses creando a un buen protagonista, dotándole de una personalidad atrayente. Acabas cogiéndole cariño pero, además, sientes que la obra cojearía sin él. El principal problema es que una obra no tendría que depender de un solo personaje, tendrías que tener un buen abanico de personajes que la sostuvieran sin que importara que uno de ellos muriera.
¿Para qué matar al protagonista? Aunque no es imprescindible romper con este cliché si lo encuentras en tu obra, creo que es interesante sobresaltar al lector rompiéndole los esquemas. La muerte del protagonista te destroza la seguridad como lector: si ya has sido capaz de matar a tu protagonista, ninguno estará a salvo de morir. Entonces, las escenas de lucha tendrán otro matiz: en la mayoría de novelas sabes que, en cualquier escena de lucha, el protagonista se hará solo un par de rasguños, pero, si ya has matado a un protagonista, infundirás temor al lector pues cualquiera podría morir en escenas de riesgo. Resulta interesante infundir esta sensación al lector, pues vivirá con más credibilidad las escenas más peligrosas.
6. Relación amorosa
Otro esquema que todos asumimos al empezar a leer una novela es que el protagonista va a enamorarse. Aparecerá una chica en algún momento: un integrante de su grupo, una mujer misteriosa que avanza en paralelo a su trama o, porque no, un miembro de “los malos”. El caso es que cuando aparece este personaje femenino, que es enseguida reconocido por el lector, sabemos que la trama va a tomarse una pequeña pausa para desarrollar esta relación amorosa. Ni si quiera nos llegamos a plantear si van a gustarse, si sus orientaciones sexuales son compatibles o si, sencillamente, no están hechos el uno para el otro. Sabemos que sí, porque todo protagonista debe tener una relación amorosa, ¿no?
Hago un pequeño paréntesis para señalar que hablo del prototipo héroe masculino y, por lo tanto, pareja heteronorma. Este esquema se da también cuando la protagonista es femenina. Pero eso sí, he visto pocas –de hecho, creo que ninguna– parejas protagonistas homosexuales donde la relación amorosa no sea el tema principal de la novela.
Propongo saltarte muy mucho este esquema. Una relación puede avanzar de formas muy distintas, ya lo desglosamos en esta entrada sobre como introducir romance en una novela, por lo que sería interesante ver un protagonista no correspondido o un protagonista que no se interesa por la chica que le va detrás y, por supuesto, proponer parejas protagonistas fuera de la heteronorma. Eso sí, si quieres introducir personajes LGTB sin que parezcan marionetas sacados de chistes de mal gusto, te recomiendo que le eches un vistazo a esta entrada.
-&-
Y eso es todo por hoy. Decir que el que tu novela incluya alguno de estos clichés no la convertirá en una mala novela, pero no podrá calificarse de una novela original. Esto no es algo precisamente malo, pero siempre va a destacar más una novela que toque temas menos tratados o que tergiverse lo que tan acostumbrados estamos a leer.
Cuéntame, ¿tu novela peca de alguno de estos clichés?
¿Has hecho algo para remediarlo?
Como siempre, te recuerdo que puedes suscribirte a mi newsletter, donde mensualmente te resumiré mis entradas y podrás acceder a material que diseñe especialmente para vosotros ^^
¡Y sigue escribiendo!
Un artículo muy interesante, Taty. Me gusta porque haces referencia a la fantasía, pero, por desgracia, estos clichés de los que hablas los he visto en todos los géneros en algún momento.
Tenemos que aprender a tratar a nuestros personajes de maneras diferentes a lo que ya se ha hecho mil veces, y artículos como el tuyo nos ayudan a darnos cuenta de eso.
¡Muchas gracias!
Un beso
-Recuerda joven, la profecía relata que algún día encontrarás la espada élfica siempre y cuando me invites a comer todas las noches en la taberna profetizada
-¡Pero maestro!
-¡¿RESPONDÓN NOS HA SALIDO EL NIÑATO?!- le parte la mandíbula de un varazo-
*Revisa su novela*
*Ve que todos los clichés están totalmente destrozados*
Excelente.
Ay, qué buen artículo. ¡Hay tantas cosas que explorar en la fantasía solo retorciendo clichés!
Hola, ya te sigo desde http://lagrimasdebrea.blogspot.com.es te espero por allí.
Fantástica entrada, un gran trabajo sin duda.
Nos leemos, saludos =)
Genial artículo, como siempre.
En mi opinión, una forma interesante de enfrentarse a los clichés es dándoles una vuelta de tuerca. Así, por ejemplo, en "Eraide. La canción de la princesa oscura", se retuerce el tema de "el Elegido" y todo lo que tiene que ver con destino y libre albedrío a través de la protagonista. Esta está marcada, pero no para salvar el mundo, sino para destruirlo. Y la misión de los antagonistas es, precisamente, detenerla, desarrollando todo esto el autor de forma muy interesante.
Hola, Taty.
Me encantaron los ejemplos del elegido, es interesante para cuánto podría dar el planteamiento acerca del destino y de cómo muchos personajes podrían aspirar a ello. Un drama de ese estilo, bien desarrollado, creo que superaría por mucho a cualquier conflicto por épico que sea.
Me he encontrado con algunas historias (no quiero decir cuáles para no spoilear finales), en las que tras todo el esfuerzo del protagonista, resulta ser que es un elegido, con lo que toda la carga emocional acumulada se desvanece.
Y acerca de matar personajes, me parece bien llevado cuando las muertes no dejan indiferentes ni a los demás personajes ni a la trama. En muchos casos sucede que se meten muertes innecesarias que impactan por un par de páginas al lector, pero no pasa más de eso.
En fin, ¡buen artículo!
Saludos.
¡Me ha encantado el artículo! Sobre todo porque yo soy muy fan de coger un cliché, empezar a utilizarlo y luego darla la vuelta completamente. Así que esta guía me será muy útil en el futuro XD
Saludos!
Enhorabuena por el articulo, me encanta.
Pienso que, cuando escribimos lo hacemos influenciados por lo que hemos leído, eso hace que se repitan estos clichés. Pocos autores son valientes para romper unos clichés que suelen funcionar.
Tienes mucha razón, cuando hablas de matar a un protagonista me he acordado de Juego de Tronos, ahí nunca sabes quien puede morir en ese capitulo pero reconozco que les coges cariño a los protagonistas y sabe mal "matar" a uno.
En cuanto a la relación amorosa (otro topicazo) yo soy fan de las relaciones amorosas entre buenos y malos. Cuando la chica que te gusta trabaja para el enemigo.Esa química amor-odio que se crea ¡Me encanta!