La Luna ha ocupado un papel central no sólo en la literatura, sino en el imaginario popular. ¿Cuántas historias conoces que sucedan en luna llena? Brujas, hombres lobo e, incluso, hadas celtas, todas realizan sus magias al amparo de la Luna. ¿Por qué es tan importante en nuestra cultura? Pues porque, de alguna forma, intuimos que es esencial para la vida en la Tierra.

En muchas novelas de fantasía, jugamos con nuestro satélite quitándolo o, incluso, poniendo una Luna de más. Pero, ¿somos realmente conscientes de lo que implicaría este cambio?

1. La Luna nos da la vida en la Tierra

Una teoría muy interesante explica como nuestra Luna actual se formó tras chocar un protoplaneta que hemos denominado Theia contra la corteza terrestre —otra variante cuenta que chocaron dos lunas entre sí—. Todo esto originó una serie de cambios que propició la aparición de la vida sobre la Tierra.

Pero no solo nos dio la vida, sino que la Luna actualmente ejerce ciertas influencias sobre la Tierra. La más evidente y más conocida es la creación de las mareas. La atracción gravitatoria de la Luna, combinada con la del Sol, es lo que provoca que las aguas de nuestros mares y océanos no se estanquen.

Sin embargo, su influencia va mucho más allá: reduce la velocidad de la tierra al girar sobre sí misma, lo que se traduce en que alarga las horas del día; también fija el eje de rotación de la Tierra, dando pie a las distintas estaciones. Y a nosotros, seres inteligentes, nos ha permitido crear ciencias como la de la agricultura o la astronomía.

2. ¿Qué pasaría si creamos un mundo sin Luna?

Un dato inquietante es que la luna se aleja, anualmente, unos 3’8 centímetros de la Tierra. Aunque puede parecer una cifra ridícula, con el paso de los siglos es algo que podría resultar devastador para la Tierra.

¿Te imaginas crear una novela fantástica en la que la Luna, por alguna razón, haya desparecido? ¿Qué cambios en la Tierra provocaría su desaparición?

Lo primero es que dejarían de haber mareas. El agua de los mares y de los océanos se estancarían: el nivel del mar aumentaría en las costas y el agua se redistribuiría hacia los polos. La mayoría de especies marinas, tanto animales como plantas, se extinguirían pues serían incapaces de sobrevivir a esta situación.

Al perder la Luna, la Tierra también pierde su inclinación fija en el eje de rotación y, por lo tanto, alteraría las estaciones. Es más, convertiría la Tierra en un lugar prácticamente inhabitable puesto que, en verano, se podría alcanzar perfectamente los 100º y, en invierno, los -80º. Esto provocaría la desaparición de la mayoría de especies terrestres, incluidos los vegetales. La poca vida restante en la Tierra solo podría vivir en el ecuador: justo en la frontera entre el mundo de la oscuridad y el de luz eternas.

Como colofón también tendríamos que tener en cuenta que, si el eje de rotación de la Tierra deja de estar fijo, podría alinearse directamente con el Sol, lo que provocaría ráfagas de viento de más de 300 k/h.

Si la vida sobrevive a estas condiciones, tendría que adaptarse y evolucionar en los siglos posteriores para permitir vivir en semejante lugar. ¿Por qué no escribir una novela en una Tierra evolucionada de esta forma?

3. ¿Qué alteraciones podría provocar incluir más de un satélite?

Sobre esta posibilidad he encontrado menos información. Así que llenaré este apartado con suposiciones de lo que podría llegar a pasar, como buena literata que soy. Repito, son ideas mías de cara a poder aprovecharlo para una novela fantástica. No os fiéis de la veracidad científica de mis idas de ollas, haría falta que alguien entendido le diera el visto bueno.

Lo primero que me plantearía es cómo afectaría este segundo satélite a las mareas del planeta. Según he leído, depende mucho de la masa de esta segunda luna y su alineación con el planeta y la primera luna. Dependiendo de estos factores, podría representar unas mareas mucho más variadas o incluso su ausencia, lo que provocaría el estancamiento del agua del mar y la posterior extinción de todas las especies marinas.

También se encontraría, pues, discrepancias con las fases lunares. Las civilizaciones tendrían toda una mitología detrás de las dos lunas e, incluso, un calendario totalmente diferente del que poseemos, pero sería algo que también afectaría a los cultivos y, por lo tanto, a la ciencia de la agricultura. Aunque parezca una tontería, toda forma conocida hasta ahora de conrear la tierra para conseguir alimento se vería afectada sustancialmente por este segundo satélite.

Pero lo más grave, a mi parecer, sería que afectaría al grado de inclinación de la Tierra hacia el sol. Lo que podría provocar que los polos se congelaran o derritieran, causaría progresivamente que el planeta se volviera inhabitable. Aunque no sería tan grave como el punto anterior, si que podría provocar que el planeta se volviera un lugar mucho más inhóspito.

4. ¿Y qué hago yo con toda esta información?

No pretendo ahora que, si has escrito una novela fantástica en la que existen tres lunas, te dediques a puntualizar todos los problemas que derivarían de este factor. La fantasía es fantasía y no todo necesita una explicación detallada.

Sin embargo, me parece una cuestión interesante para plantearse un mundo sobre el que erguir una historia de fantasía. Allá van algunas ideas:

  • ¿Deseas crear un mundo apocalíptico en el que la humanidad está en peligro de extinción? Deja a un lado las bombas atómicas o los zombies —ya mascados hasta la saciedad— y quítale a la Tierra la Luna.
  • ¿Quieres crear un mundo distinto en el que es difícil la supervivencia? Crea un mundo inspirado en una Tierra que nunca tuvo Luna y crea toda una serie de especies evolucionadas para adaptarse a las condiciones del planeta. ¿Cómo sería la especie humana si tuviera que adaptarse a un lugar que está o eternamente a oscuras o eternamente dominada por una luz cegadora? ¿Cómo sobrevivirían las plantas?

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Eso es todo por hoy. Recuerda que cualquier cosa puede inspirarte para escribir una buena historia. ¡Incluso las teorías más locas de la ciencia! Con nuestra amiga la Luna inicio una serie de entradas que pretenden explicar un aspecto de nuestro mundo para que te tomes la libertad de cambiarlo a placer para crear tu propia historia.

Cuéntame: en el planeta de tus historias, ¿cuántas lunas hay?

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8 comentarios sobre “La influencia de la Luna sobre la Tierra”

  1. Buenas noches

    Es una buena pregunta. Salvo excepciones, todas mis historias se desarrollan en la Tierra. Una excepción es, precisamente, Velas en la distancia.

    Había pensado en que el planeta donde sucede la historia tuviera dos o tres lunas. Una de ellas sería solo un poco más pequeña que la nuestra y, como comentas en tu artículo, cumpliría las funciones de estabilizar el eje y crear mareas. La otra o las otras serían muy pequeñas, como son Fobos y Deimos, las lunas de Marte, o quizá algo más grandes, de manera que habría una luna como la nuestra más dos estrellas (o una) muy brillantes que se moverían más rápido que la luna grande y que serían fuente de leyendas y cosas de ese estilo. Dado el nivel tecnológico del mundo, ningún pueblo sabría que esas estrellas móviles son lunas.

    En el ámbito de una Humanidad futura tan avanzada capaz de terraformar mundos, quizá hubiera alternativas para crear biosferas sin lunas, o bien, se podrían crear lunas artificiales con el fin de lograr esa estabilidad en el eje y la duración del día.

    Interesante.

  2. Sí, la verdad es que da mucho de lo que pensar. Se puede crear buenas historias jugueteando con la Luna.

    No sabía que el mundo de Velas en la distancia tuviera varias lunas, ni que lo hubieras pensando tan bien ^^

    Un abrazo!

  3. Buenas tardes

    La única forma que encuentro de darle una explicación al hecho de que haya una biosfera de tipo terrestre en un planeta cuyo mapa difiere del de la Tierra, es que no estemos en la Tierra y que ese planeta fuera terraformado.

    Casi todas mis historias de fantasía y ciencia-ficción que suceden en planetas de fuera del sistema solar se suponen ambientadas en un Universo en el que la Humanidad consiguió sobrevivir y, por alguna razón, se lanzó a colonizar otros sistemas solares. El modelo de colonización fue la terraformación, para lo cual se eligieron planetas con una masa de entre el 90 y el 110% de la terrestre, preferiblemente con lunas grandes, o bien, que orbitaran en torno a gigantes gaseosos (de esa forma se podrían tener mundos más estables y con mareas).

    Esos planetas, debido a las grandes distancias, no suelen comerciar entre sí y, además, las civilizaciones, en muchos casos, se hunden y la tecnología se olvida.

    En Velas en la Distancia ha pasado eso, de manera que, en teoría, la historia transcurre dentro de 10.000 o 20.000 años, pero el nivel tecnológico de la civilización de ese mundo (la europea del Renacimiento, más o menos) impide que sus habitantes lo sepan. Con las lunas tengo que ser precavido. Del mismo modo que los griegos sabían que estaban las estrellas "fijas", el sol, la luna y unas estrellas "errantes" (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) en Velas en la distancia hay un sol, una luna, varias estrellas "errantes" (los demás planetas del sistema visibles a ojo desnudo) y una o dos "errantes veloces" que brillan más que las otras y se mueven más rápido en el cielo que la luna. Serían uno o dos satélites más pequeños, lo suficiente como para que no se pueda ver el disco a simple vista. Pero no sería prudente decir que el planeta tiene tres lunas: eso lo tiene que adivinar el lector.

    Lo que pasa es que eso es muy difícil plasmarlo y debe venir a cuento. Es eso de que solo puedes usar una parte muy pequeña del trasfondo del mundo. Otro ejemplo: existen unos seres que tienen el nombre genérico de "alimañas" cuyo origen me sé muy bien, pero no puedo explicar en detalle. En la precuela que escribí, se habla de los paseicas, los lepraibas y los urusacares, además de otras "alimañas" muy grandes y muy peligrosas que hay en Halsava. Se deja caer que los govrianos hacen una distinción entre "alimañas" y otros animales como los osos, los lobos o los caballos, como si fueran faunas diferentes. La verdad es que lo son, pero no puedo desvelar mucho más porque ni los más sabios de ese mundo tienen capacidad para entender cómo se originaron esas "alimañas". Hay leyendas, sí, pero cualquiera sabe.

    ¿Recuerdas lo de las leyendas sobre sirenas? En Velas en la distancia podrían estar basadas en "alimañas" reales.

    Soy muy detallista en estas cosas porque me divierte mucho 😀

    Un abrazo 🙂

  4. Sí, sí. Veo que te lo has pensado mucho y muy bien el tema de las lunas. Mi mundo es más sencillo: es un planeta similar a la Tierra y la Luna es importante sí, pero como aquí.

    Todo depende de qué importancia tenga para la historia. Si igual escribiera un libro sobre el origen del mundo, en el que tuviera que hablar de el proceso de colonización que comentas, pues lo habría desarrollado. Cada novela tiene sus necesidades.

    Me encanta leerte por aquí ^^

  5. Hasta donde yo he leído, la ausencia de luna no sería tan sumamente devastadora. Pero sí que es cierto que si el eje de la Tierra se bamboleara tanto como en los planetas carentes de lunas con suficiente tamaño provocaría que las estaciones cambiaran de manera sustancial y demasiado rápida como para que las especies se adaptasen con suficiente rapidez.
    Aunque no es fantasía, "Seveneves" (Neal Stephenson) aborda un escenario en el que la luna estalla. Es una novela bastante tediosa, pero es una ciencia ficción tan sumamente "hard" que es una buena referencia si alguien está interesado.
    En cuanto a los fenómenos que solemos relacionar con la influencia de la luna (criminalidad, partos…), estadísticamente se demuestra que no es cierto.

  6. Acabo de ver que preguntas la presencia lunar en nuestras obras. En mi novela para el Nanowrimo, ahora que lo pienso, no se cita nunca la presencia de la luna: la verdad es que ni me lo había planteado. Se trata de un lugar yermo y con extraños fenómenos meteorológicos violentos, pero se les da explicación con algo que es capital en la trama.
    No sé hasta qué punto, sobre todo escribiendo fantasía, tenemos que justificarlo todo. A ver, tus entradas sobre estos temas me encantan, pero en el caso concreto de mi novela es un elemento tan irrelevante que es ahora cuando he caído en él.

  7. Realmente solo son teorías, por lo que podría pasar cualquier cosa de las mencionadas o otra no contemplada por ningún científico (es lo bonito de la ciencia). Pero me gusta la idea para crear un mundo apocalíptico, creo que tiene mucho juego.

    Me apunto el tema por si me da por abordarlo en algna novela y tenerlo como referencia ^^

  8. No, claro. No tienes que darle explicación a todo si realmente no tiene relevancia para la trama. A veces pecamos de enciclopedísticos al intentar explicar cómo funciona nuestro mundo, pero a veces no es algo necesario.

    La luna en mi novela, por ejemplo, sí que es un elemento importante. Pero no en un aspecto científico, sino más como símbolo mítico/religioso. Por lo tanto, no me paro a pensar sí su masa es similar a la nuestra o si altera las estaciones.

    Simplemente con esta entrada quería servir como pequeña inspiración pra crear mundos diferentes.

    Gracias por pasarte a comentar ^^

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