Como escritora de fantasía, lo primero que me planteé después de tener claro el tema y la historia que quería tratar en mi novela, era el público objetivo al que iba dirigida. Básicamente, me debatí entre la literatura fantástica juvenil y la adulta. ¿Qué diferencias había entre una y otra? ¿Cuál tendría más salidas comerciales? Y, más importante aún, ¿qué cambiaría de mi historia para ajustarla a ambos públicos?
Mucho se ha hablado, y criticado, de la literatura juvenil. Se habla de ella como literatura de menor calidad o prestigio, como algo más fácil de crear, como algo con menos valor. ¿Es esto cierto? Sí, sinceramente creo que sí. Actualmente, se está sobreexplotando la literatura juvenil creando verdaderas aberraciones de la literatura. Parece que al escribir una novela juvenil, los autores se toman ciertas licencias: no crear complejidad psicológica, una trama poco elaborada, una historia predecible y cliché, y un largo etc.
Por suerte, la literatura juvenil no es eso. Lo que se ha creado hasta ahora se debe a la confusión con el término juvenil. Qué escribas para un público más joven, no quiere decir que éste sea imbécil y tengas que simplificarlo todo hasta la saciedad. Entonces, ¿qué es exactamente la literatura juvenil? ¿Cómo adaptar correctamente tu historia a un público u otro?
1. Cómo lograr que tu público se identifique con la historia
Una teoría bastante extendida afirma que el público objetivo de una novela debe verse identificado en su protagonista. Así, para crear una novela juvenil, tendrás que crear un personaje adolescente y, para crear una novela adulta, otro adulto. Pues bien, esto no es más que una chorrada increíble. Pongamos como ejemplo dos novelas de Sanderson, una juvenil y otra adulta: Steelheart e Imperio final. ¡Sorpresa! Ambos tienen protagonistas adolescentes y ambas historias están claramente enfocadas a dos públicos distintos. Adiós teoría.
Pero sí que es cierto que necesitas que tu público objetivo sienta interés por la trama y los personajes y eso es fácil lograrlo haciendo que se identifique con algunos aspectos. Por ejemplo, para un público adolescente, será muy llamativa una historia en la que aparezca la búsqueda de uno mismo, el conocerse realmente y buscar su lugar en el mundo, así como el desafío a la autoridad. ¿Por qué? Porque es justamente en esta época en la que el individuo deja atrás la infancia y se sentirá identificado por una historia que le plantea las mismas preguntas que se plantea él constantemente.
2. Entonces, ¿lo que diferencia un público de otro son los temas a tratar? ¿O la forma de tratar los temas?
El tema que escojas tratar te puede condicionar escribir para un público u otro pero no siempre es así. Puedes crear perfectamente una novela juvenil en la que el tema principal sea una crítica social, por ejemplo. Este tema que podrías llegar a pensar que prototípicamente para un público adulto, no es difícil incluirlo en una novela juvenil. ¿Por qué?
Porque lo que realmente diferencia una novela enfocada a un público u otro, no son los temas a tratar sino la forma en la que los tratas. Es decir, puedes hacer crítica social tanto para un público u otro, pero no lo harás igual si escribes para adolescentes o si escribes para adultos. Por ejemplo, Rebeldes de Susan E. Hinton es una novela juvenil con una clara crítica social que esboza la vida de unos chicos pobres de la Nueva York de los años 60. Por otro lado, tenemos Orgullo y prejuicio de Jane Austin en la que se critica la hipocresía de las clases altas de la sociedad y todo lo que se deriva de ello. Ambas novelas retratan la sociedad de su tiempo para criticarla. Pero, como imaginarás, la forma de hacerlo es muy distinta.
Generalmente, a un público juvenil tienes que masticarle más la historia que para un público adulto. Se entiende que un público adulto tiene su propia moralidad y su propia ética, por lo que podrá realizar sus propios juicios con respecto al tema que trata la historia. A un lector juvenil, se entiende que se le debe conducir a un mensaje concreto, dándole poco margen a la interpretación. Es decir, una novela juvenil tiene un mensaje claro y marcado, mientras que una adulta tiene la libertad de poder dejar el mensaje en manos del autor. Un ejemplo para que veas claro esta ambivalencia del género adulto sería el de la novela de Lolita de Vladimir Nabokov. @GuilleJiCan me dio este ejemplo a la hora de hablar de las diferencias de ambos públicos: “El libro te romantiza algo horrible porque espera que seas capaz de trazar la línea.” Este mensaje, este tema a tratar, se puede dar sin problema en juvenil pero con el mensaje de fondo aclarándote qué es lo que el autor quiere decir con ello.
Antes de continuar, aclaro que el que la novela adulta tenga posibilidad de dejar el mensaje en manos del autor, no quiere decir que sea algo que se vea en todas las novelas para adultos, pero sí será algo difícil de ver en juvenil.
3. ¿Qué están haciendo mal los autores de juvenil?
Antes de empezar, aclaro que estoy generalizando. Ejemplos de literatura juvenil bien escrita, sea del género fantástico o no, hay muchos, pero son muchas más las que trabajan de pena con su público objetivo.
El principal problema de los autores de juvenil es que tratan a su público como si fuera idiota. El tener que conducir a tu público a un mensaje determinado no quiere decir que tengas que llevarlo de la mano durante toda la historia ni que, como es joven, tengas que simplificarlo todo. Aclaro: la literatura juvenil no es menos compleja que la adulta. Que escribas literatura juvenil no te escuda de realizar un buen worlbuilding, ni de crear buenos personajes ni de trazar tramas llamativas y originales. Para nada. Hacerlo sólo muestra que consideras que tu público objetivo, los adolescentes, son estúpidos. Das a entender que crees que crear un buen mundo o unos buenos personajes no es necesario para ellos. Das a entender que el público juvenil no es exigente.
Así, tendrás que aprender a reconsiderar tu público para saber tratar temas que vayan a interesarle, del mismo modo que harías con cualquier aspecto de tu público objetivo. Sexo, edad, orientación sexual y ética personal, son cuatro elementos de entre los muchos que te ayudarán a identificar a tu público objetivo y escribir para él. No simplifiques a la hora de escribir para adolescentes. Simplemente debes adaptar tu historia a los temas que creas que más le vayan a resultar atractivos, no sólo por su edad, sino por el compendio de características con el que lo identificas.
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Y eso es todo por hoy. Respondiendo a la pregunta inicial: No, la literatura juvenil no debería ser peor que la adulta pero, desgraciadamente, los propios autores de juvenil subestiman la validez del género y la calidad exigida por su público, creando una líneas de obras que sí, claramente es inferior que la adulta. Si vas a escribir juvenil, no caigas en los mismo errores.
Cuéntame, ¿tienes claro a qué público dirigirlo?
¿Sabes enfocarlo bien?
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¡Y nunca dejes de escribir!
Como has dicho, sí generalizas. Y me alegro que lo hayas apuntad porque estaba pensando en eso mientras iba leyendo. Es un análisis super interesante.
Fuera de esa categorización el problema es que tenemos jóvenes con opiniones muy formados y adultos tontos que no tienen pensamiento crítico y que necesitan novelas que resultan ser malisimas. Pero no se menosprecian. Porque no son juveniles.
Por cierto, Orgullo y prejuicio lo veo muy adecuado para público juvenil… Sobretodo en la época de Jane Austen ya que ahora los jóvenes tendrían que tener una base sobre la época y las normas sociales.
Obviamente. El público objetivo de una obra no es más que un personaje que tu mismo te inventas: aquella persona ideal que sabes que le encantará tu obra y que estará dispuesto a pagar por ella.
Por eso creo que es absurdo simplificarlo todo a juvenil o adulta, porque hay muchos aspectos más que analizar.
Gracias por pasarte a comentar ^^
Concuerdo contigo. Cuando decido a qué público voy a dirigir una historia, simplemente tengo en cuenta qué cosas puedo o no puedo meter, nada más. Como si estuviera clasificando las películas por edades. O sea, varía la complejidad de la historia, el grado de violencia, la aparición o no de cuestiones sexuales, etc. Pero ni por un segundo trato a mi público juvenil o infantil como estúpido o ignorante. ¡Besos!
Me alegra, porque son muchos los que cometen ese error!