¿Quién no ha oído alguna leyenda sobre un hombre-lobo? ¿Quién no ha leído una historia sobre alguien capaz de comunicarse con las bestias o convertirse en un animal? El mito del cambiapieles es una de las leyendas que recorren muchísimas de las culturas de nuestra civilización. Robin Hobb adopta esta mitología y lo adapta de forma fascinante en su primera trilogía: «La trilogía del asesino». Si quieres sabes cómo lo hace y aprender más de esta leyenda para poder llevarla a tu literatura, sigue leyendo.

Historias y leyendas sobre criaturas que pueden convertirse en animales o comunicarse con ellos hay alrededor de todo el mundo, desde los hombres-perro de China hasta los hombres-leopardo de algunas culturas africanas. Podría dedicar varias entradas para trabajar al detalle estas mitologías, sin embargo voy a centrarme en los mitos que más han influenciado en la literatura que consumimos: el mito grecolatino y la leyenda navaja.

1. Origen del mito clásico

Dentro de la cultura greco-romana, se cuenta que este mito tiene su origen en el personaje de Licaón, del cual deriva el término licántropo. Licaón fundó Arcadia y, según el mito, ayudó a abandonar la vida salvaje que habían llevado los hombres hasta entonces.

Si bien es cierto que su progenitor y él mismo ayudaron a este cambio en la vida humana, los dioses lo castigaron por profanar las ofrendas con carne humana. Cuentan las leyendas que mataba a invitados de su propia corte, rompiendo uno de las leyes de la hospitalidad veneradas en aquel entonces, y los entregaba como ofrenda a los dioses. Júpiter, disfrazado de peregrino, fue a comprobar tales noticias y, en efecto, pudo ver cómo aquel hombre degollaba y cocinaba a un emisario de otro reino para ofrecérselo para cenar. La ira del padre de los dioses fue tal que decidió castigarlo convirtiéndolo en lobo:

En pelaje se transforman sus vestidos, en patas sus brazos: se convierte en lobo y mantiene rastros de su antigua figura; el pelo cano es el mismo, la misma la violencia de su semblante, sus ojos brillan igual, la imagen de fiereza es la misma. «Las metamorfosis» de Ovidio, Cátedra Ediciones, 2007 (p. 205)

Sin embargo, no termina aquí. Otras fuentes cuentan las historias de su progenie que, por lo visto, fue abundante. Los príncipes herederos del trono de Arcadia heredaron también el fanatismo de su padre, llegando al punto de ofrecer a uno de sus propios hermanos. Júpiter, iracundo ante esta actitud, los convirtió a todos en lobos e hizo resucitar al hermano sacrificado, que se convirtió en el nuevo rey de Arcadia.

Esta leyenda, por lo tanto, juega con el castigo divino como eje conductor del mito. En la cultura greco-latina, por lo tanto, un licántropo era alguien convertido en lobo a causa de sus pecados. Es más, algunas leyendas cuentan también que Licaón podía volver a su forma humana si conseguía dejar de matar durante una luna entera; mas, cuando lo hacía, provocaba una gran masacre que lo devolvía a su forma cánida.

2. Los cambiapieles de la cultura navaja

Al otro lado del charco, el pueblo indígena navajo cuenta con una leyenda muy diferente para referirse a estos seres: los cambiapieles. Su nombre original es Yee Naaldlooshii que literalmente significa «el que anda sobre cuatro patas» y son personas con la capacidad de comunicarse y transformarse en un animal determinado.

Cuentan las leyendas que, para que esta transformación se lleve a cabo correctamente, el chamán o brujo debe llevar sobre sus espaldas la piel del animal en el que quiere transformarse. Esta transmutación se lleva a cabo para que el mago pueda contemplar la realidad del mundo a través de otros ojos y alcanzar la sabiduría.

Sin embargo, existían personas que por su carácter habían perdido la humanidad de su alma y acababan transformándose en animales, siendo el coyote y lobo los más habituales. Estos cambiapieles no buscaban la sabiduría ni entender el mundo de su alrededor, sino que se movían por el odio, el rencor y la envidia. Muchos de estos seres terminan anclados en un ser malvado, entre el humano y la bestia, que rondaban los poblados en búsqueda de presas. Se dice, además, que poseían la capacidad de controlar la mente de aquel que cayera en su profunda mirada llegando, incluso, a poder controlar su cuerpo.

Según las leyendas, la única forma de hacer frente a un cambiapieles es no teniéndole miedo, puesto que se alimentan de nuestra energía vital a partir del terror que provocan en nosotros. Los navajos, además, usan unos amuletos de lo más siniestros para mantenerlos alejados: huesos humanos lanzados por cerbatanas y algo conocido como «polvo de cadáver» elaborado a partir de cráneos y los huesos de los dedos de niños muertos de forma natural.

3. Los mañosos de Robin Hobb

Vistos estos tipos de hombre-lobo, veamos cómo Robin Hobb lo adapta a su novela y juega con este mito. Recuerda que ya vimos en una entrada anterior el tipo de magia que se encuentra en la trilogía del asesino de Robin Hobb pero, en esta ocasión, nos centraremos en el papel de los mañosos y su relación con el mito original.

Antes de seguir leyendo: No encontrarás ningún spoiler sobre la trama ni los personajes de la saga, pero sí la descripción de uno de los tipos de magia que puedes encontrar en la novela y que, a lo largo de la trama, se va descubriendo.

Dentro del universo de los Seis Ducados, encontramos un tipo de magia muy particular: la Maña. Aquellos capaces de usarla, los mañosos, pueden comunicarse con los animales mentalmente e, incluso, establecer una relación o un vínculo con uno en concreto. Sin embargo, no sólo se trata de una comunicación mental. El mañoso adquiere toda una serie de cualidades o habilidades propias de la criatura a la que está vinculada. Si, por ejemplo, encontráramos un personaje vinculado a un gato, podría ver mejor por la noche, sería más ágil y podría sentir cierta obsesión por cazar ratones. En otras palabras, el mañoso es capaz de ver el mundo con los ojos del animal con el que está vinculado, lo que lo relaciona de forma directa con el chamán cambiapieles de la mitología navaja.

No obstante, en el mundo de los Seis Ducados, este tipo de magia no está bien vista. El principal problema es que no la entienden ni comprenden su funcionamiento. Existen varias creencias populares sobre los mañosos como, por ejemplo, que son sanguinarios y pueden transformarse en animales o controlarlos para atacar a las personas normales. Incluso se cree que poseen una gran lujuria, llegando a contar leyendas del todo rocambolescas. Es curioso como, a lo largo de la saga, vas viendo la total desconexión del mito en el que cree el vulgo y la realidad.

Robin Hobb ha querido tomar prestado el mito navajo y, al mismo tiempo, dotarlo de toda la proyección negativa que se le da, tanto en la propia mitología navaja, como en la grecoromana que ha llegado hasta nosotros. Los mañosos pueden ver el mundo con otros ojos, pueden entender la realidad de muchas formas, pero la sociedad de su alrededor no solo no los entiende sino que les caracterizan como si fueran monstruos. Y, ante esto, debo terminar la entrada con esta preciosa cita de «La misión del bufón»

Algunos hablan del salvajismo de las bestias: yo siempre lo preferiré al desprecio irreflexivo que algunos hombres sienten por los animales

-&-

¡Y eso es todo por hoy! Estoy segura de que habrás leído mil historias sobre hombres-lobo o personas con estas cualidades e, incluso, ¡habrás escrito algo con un personaje así!

Cuéntame, ¿cómo son los hombres-lobos de tus historias?

Como siempre, te recuerdo que puedes suscribirte a mi newsletter, donde cada quincena te resumiré mis entradas y podrás acceder a material que diseñe especialmente para vosotros ^^

¡Y nunca dejes de escribir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *