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Seguimos con nuestro recorrido a lo largo y ancho del Olimpo. Conocimos a Zeus y sus hermanos, y nos falta aún uno de sus hijos más importantes, pues se convertirá en el dios de la guerra. En este capítulo, te hablaré del mito de Ares, hijo del odio y del rencor.
1. ¿Quién es Ares?
Cuando te expliqué la historia de Atenea, ya te hablé de ella como una diosa femenina relacionada con la guerra y, especialmente, con la estrategia militar. No en vano esta diosa aúna ambos géneros y consigue combinar muy bien la ferocidad guerrera con la sabiduría y pericia más doméstica.
Ares se situará en un plano inferior a su hermanastra, pues es entendido como el dios de los aspectos más brutales de lo bélico: la locura en la batalla, las matanzas y el placer por la violencia. De hecho, se cree que su nombre proviene de un término que antaño se empleaba para referirse a la guerra o a la batalla.
Se le suele representar, ya desde Homero, bajo una luz poco halagadora. En la Ilíada, es herido por Diomedes y acude a su padre Zeus para lamentarse de sus heridas. Este lo echa de su lado, diciéndole que lo considera el más odioso de todos los dioses que habitan el Olimpo, ya que solo le gustan las disputas, la guerra y el asesinato. No en vano he anunciado que el mito de Ares estará cargado de odio y rencor, la mayoría del cual dirigido o provocado por su padre.
Ares es uno de los pocos hijos legítimos de los reyes olímpicos. Lo concibieron en un momento de felicidad en la pareja, pero en cuanto Hera descubre las continuas infidelidades de su esposo, se traspasa este odio y rencor a la criatura aún no nacida. De esta forma, se afirma en diferentes fuentes y leyendas que Ares es nacido del rencor.
Posteriormente, se le asimila en época romana como Marte, dios de la guerra. Esta segunda versión del mismo dios sí cobra una importancia social, moral y teológica, seguramente debido a que se le asimiló también como un dios de la agricultura, aunque no se tiene claro de dónde proviene esta faceta.
2. Luchas y aventuras contra otros dioses y semidioses
Debido a su naturaleza marcial y belicosa, Ares nos ofrece toda una serie de episodios y aventuras englobadas dentro de un ambiente de guerra. Aparecerá en las más importantes del imaginario griego y lo emplearán los autores de manera moralizante, para mostrarlo como un contraejemplo de la forma correcta de enfrentarse a la batalla. A continuación, te explicaré los acontecimientos más emblemáticos que rodean el mito de Ares.
2.1. Contra Atenea
Su hermanastra Atenea será una contrincante habitual. Son dos caras de la misma moneda: la brutalidad y la estrategia enfrentadas. Dentro del imaginario griego, el modelo de conducta será el de la diosa, mientras que se desaprueba actuar como él.
En la Ilíada, de hecho, es herido por Diómedes gracias a la ayuda de la diosa, lo que provoca un grito de ira inhumano y acaba huyendo hacia el cielo. Más tarde, se enfrentará cara a cara con ella y será derrotado. Atenea lo trata con desprecio en esta batalla, derribándolo de un golpe con una gran roca. Se burlará de él por intentar comparar sus fuerzas, irguiéndose como superior a él.
De hecho, una de las características de Ares que más llaman la atención, y que más le critican los otros dioses, es que permanece en batalla junto a los mortales, casi como uno más. Llegando a retratarse escenas de Ares tomando armaduras y armas de guerreros caídos.
2.2. Contra Heracles y contra los Alóadas
En Escudo, obra atribuida a Hesíodo, se nos explica cómo Heracles lo consiguió vencer dos veces. La primera, haciéndole caer por una herida en el muslo durante un enfrentamiento en Pilos. La segunda, en un combate singular, cuando Ares lo atacó tras haber matado a su hijo Cicno.
Por otro lado, los Alóadas, dos gigantes hijos de Poseidón, lo hacen prisionero de forma humillante: lo encierran en una vasija de bronca durante trece meses. De hecho, podrían haberlo destruido, sino fuera por la ayuda e intervención de Hermes, que acude en su rescate con la fuerza del Olimpo.
2.3. Compañeros y aliados de Ares
Pero no solo tiene contrincantes, también conocemos algunas nombres de criaturas que lo ayudaban en sus aventuras. La primera no la conocía hasta que no me puse a preparar este capítulo.
Me refiero a Enio, saqueadora de ciudades, es una deidad femenina y oscura de la guerra. En algunos casos se la presenta como madre o hija de Ares y comparte con él algunas de sus características. Es también una deidad violenta y agresiva, se deleita del sufrimiento y va armada para la batalla. Homero la introduce en la guerra de Troya, pero también aparece en Tebas e, incluso, como formando parte de la campaña de Dioniso contra los indios.
Enialio es uno de los epítetos de Ares, pero en algunas fuentes aparece como un dios independiente. Se trata de una divinidad muy antigua, pues se encuentra registro de su nombre en la tablillas micénicas. Fue venerado en varios lugares, pero tuvo una especial relevancia en Esparta. En esta ciudad, su estátua permanecía encadenada para asegurar que jamás abandonaría a los espartanos. Frente a él los niños sacrificaban cachorros entes de la lucha ritual en la festividad de las Platanistas. Sí, es un poco macabro, en otro capítulo ya te hablaré al detalle de Esparta.
Otros compañeros incansable de Ares fueron Eris, la diosa de la discordia, conocida especialmente por ser quien propicia la guerra de Troya; Cidemo, personificación del alboroto y la confusión de la batalla; y Ker, un espíritu mortífero, que lleva un manto manchado de sangre humana.
3. Amantes e hijos de Ares
Tal y como te expliqué en el capítulo sobre Afrodita, la guerra y el amor son una pareja canónica en el imaginario griego. Se tratan de dios dioses que dirigen sus atenciones hacia sus instintos y, como si se trata de un juego de espejos, uno es destructivo y la otra constructivo. No solo se relacionan como amantes, sino que si vinculación se traslada también al culto.
Según la Teogonía, Ares tuvo tres hijos con Afrodita: Deimo y Fobo (Pánico y Miedo) y Harmonía, que acabará siendo esposa de Cadmo y reina de Tebas. Según otros autores, Eros, personificación del Amor, fue también hijo de la pareja; pero se trata de una cuestión polémica, pues, en la Teogonía, Eros es uno de los dioses primigenios y más antiguo.
Si seguimos la versión de Homero, Afrodita en realidad está casada con Hefesto y Ares es su amante. En esta versión del mito de Ares, Hefesto descubre el engaño y atrapa a los amantes en el lecho, en mitad del acto, y los expone frente a todo el Olimpo, dejándoles humillados y obligándoles a separarse. Sin embargo, aunque es una idea que se ha replicado mucho, solo se ve representada en Homero, mientras que el resto de fuentes los entiende como marido y mujer.
Sin embargo, debido a su forma de ser, y al igual que Poseidón, se ve en Ares un padre adecuado para héroes de naturaleza sanguinaria o belicosa, como sería el caso de Diomedes de Tracia y Cicno, dos adversarios de Heracles. También sería el caso de Tereo de Tracia, que violó y mutiló a su cuñada. De hecho, cualquier guerrero podría ser descrito como descendiente de Ares.
4. Mito fundacional de Tebas
A diferencia de Atenea, Ares queda relegado en la prosa mítica. Sí tiene un papel fundamental en la Ilíada, pero rara vez aparece en los relatos míticos, ni siquiera en las situaciones de guerra. La única historia que tiene una relevancia es el mito fundacional de Tebas.
Quiero dedicar capítulos específicos a los mitos fundaciones de las grandes ciudades griegas (y también romanas), pero te traigo un pequeño anticipo. El fundador de esta familia, Cadmo, uno de los hermanos de Europa, raptada por Zeus. En su peregrinación en busca de su hermana, tendrá que enfrentarse a un dragón sagrado de Ares, algunas veces descrito como su hijo. Para poder fundar su ciudad, tendrá que apaciguar al dios que, una vez reconciliado, le entregará a su hija Harmonía en matrimonio, lo que dotará de raíces divinas a sus descendientes. De entre estos hijos, destaca Sémele, madre de Dioniso.
Otro pueblo ligado a Ares en los que se refiere a estirpe sagrada fueron las Amazonas, pues se dice que fue el padre de las más importantes o, dependiendo al versión, de todas ellas. Pero esta sí que es una historia para otro capítulo.
Y eso es todo por hoy. Hacía tiempo que quería traerte a Ares porque, a pesar de su poco peso en la trama mítica de sus hermanos y tíos, tiene una gran carga simbólica. Como te comentaba al principio, se uso más como contraejemplo, quedando totalmente desplazado, como deidad bélica, por su hermanastra Atenea.