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Después de esta pausa, vuelvo para continuar con nuestro análisis de los dioses del panteón olímpico. Hemos hablado largo y tendido de Zeus y de sus hermanos y de algunos de sus descendientes como Apolo, Atenea o Artemisa. Hoy nos dedicaremos a analizar a una de las diosas más veneradas en Grecia: Afrodita, la diosa del amor.

1. El nacimiento de Afrodita

Existen dos versiones sobre cómo nace Afrodita, una está narrada por Hesíodo y la segunda la aborda Homero, siendo la primera de esta las más extendida.

Afrodita, diosa del amor. El nacimiento de Venus de William-Adolphe Bouguereau (1879).
El nacimiento de Venus de William-Adolphe Bouguereau (1879).

La primera relaciona el nacimiento de Afrodita con el mito de Urano y Gea, dioses del cielo y la tierra. Se explica como Urano, temeroso de que uno de sus hijos le destronara, al nacer los volvía a esconder en el interior de Gea. Hasta que el último de ellos, Crono, con la ayuda de su madre, acabó castrándole y, de esa forma, arrebatándole el poder. De hecho, le arrancó de cuajo los genitales a su padre y los arrojó al mar. Al caer, se formó espuma a su alrededor y de esta nació Afrodita, diosa del amor y del deseo. Esta versión la sitúa en un estadio superior a los dioses olímpicos, convirtiéndose en algo así como la tía de Zeus.

Por otro lado, Homero nos ofrece una versión alternativa. Afrodita se convierte en una de las hijas de Zeus. Su madre sería Dione, una deidad preolímpica que se suele entender como la forma femenina de Zeus. De hecho, se la suele equiparar con Rea, Temis, Leto e, incluso, la propia Hera. De esta forma, se convertiría en una diosa olímpica de la segunda generación, al igual que Apolo y Atenea.

Por lo que respecta a su origen histórico, la incorporación de esta deidad al panteón se debe a influencias orientales. A partir de la Ilíada, a menudo se la llama Kypris, «Señora de Chipre», donde su culto era muy antiguo y de origen no griego. También se observa una asociación entre Afrodita y Citera, pues en esta ciudad poseen uno de los ídolos más antiguos conservados de esta deidad. La mayoría de historiadores coinciden en que Afrodita encontrara su raíces en la diosa del amor semita conocida por los fenicios como Astarté e Ishtar por los babilonios. Esto es porque coinciden varios elementos en su culto: uso de altares de incienso, sacrificio de palomas o la práctica ocasional de prostitución del culto.

2. Afrodita, diosa del amor

Afrodita era la diosa del amor, de la belleza y de la fertilidad. En alguna ocasión, también se la entiende como la diosa del amor conyugal, aunque solía ser Hera la que dominaba esta área.

Además, vinculado con la primera versión de su nacimiento, tenía asociaciones marinas, siendo una diosa conectada con el agua y la humedad. A menudo se la representaba con una concha como atributo o con un delfín. Ha sido venerada como protectora de marineros, pues se creía que podía calmar al mar o conducir a la victoria en las batallas navales. Poseía varios títulos que la conectaban con el agua como Anadyomene, «la que surge del mar» o Euploia, diosa que puede asegurar «un buen viaje».

Un aspecto de esta deidad que suele sorprender es su aspecto marcial, pues era venerada como diosa armada de la guerra, especialmente en Citera y Esparta. Y también como portada de victoria, en Argos. Esta es una de explicaciones que estuviera íntimamente unida a Ares, su compañero de culto en todos los lugares y su amante o marido según la mitología. De esta relación hablaremos más adelante.

Una de las connotaciones de la diosa que más pie a debate a dado es sobre el tipo de concepción de amor. Autores como Platón y Jenofonte trazan una clara distinción entre Afrodita Ourania, como la diosa del amor dirigido el alma del amado; y Afrodita Pandemos, literalmente «de todas las personas» y que hace referencia al deseo y la carnalización del amor. Sin embargo, no es algo fácil de separar, pues estos tipos de amor no se entendían necesariamente como excluyentes y, lejos de connotaciones inmortales, Afrodita Pandemos se representaba como una diosa cívica cuyo culto une a todo el pueblo. En Atenas, por ejemplo, se presenta a Afrodita Pandemos como una tranquila y forma diosa del matrimonio. Quien juró especialmente con esta diferenciación en el amor, fue Platón, dando pie a toda una corriente filosófica.

3. Afrodita, Ares y Hefesto

Una de las historias más famosas en las que interviene Afrodita es el triángulo amoroso que se forma entre ella, Ares y Hefesto.

Afrodita, diosa del amor. El nacimiento de Venus de William-Adolphe Bouguereau (1879).
Venus y Marte sorprendidos por Vulcano de Joachim Wtewael (1601)

En un famoso relato de la Odisea, Hefesto, el dios de la fragua, se presenta como su esposo y la sorprende mientras ella mantiene una relación con Ares. Se entera por intervención del dios Helios, quien le confirma que su esposa se ha acostado con Ares en su propia casa. Como no se atreve a enfrentarse a Ares, fabrica una sutil red inmensamente fuerte, pero prácticamente invisible. La extiende en el lecho y captura a la pareja mientras están manteniendo relaciones sexuales. Justo después, reunirá a todos los dioses para que sean testigo de los que ha ocurrido y avergonzar a su esposa y hermanastro. Debido a lo ocurrido, Hefesto hablar de divorcio. Amenaza con reclamar el precio de la dote que había pagado Zeus por su hija desleal, pero Poseidón interviene y lo calma. Así, se liberan a los amantes y se separan para siempre, marchándose Ares a su palacio en Tracia; y Afrodita a Chipre.

Sin embargo, este relato que es tan famoso para el imaginario popular, dista mucho de las fuentes arcaicas. El relato de Homero se trata de algo excepcional, pues Hefesto tiene otra esposa en la Teogonía así como en la Ilíada: Charis «la gracia» o Aglaia «la gloriosa», la más joven de las tres Gracias.

Es más, analizando las composiciones visuales de la época, se entiende a Ares como el esposo o el amante oficial de Afrodita. En el vaso François del siglo VI a.C., ella aparece llegando a la boda de Peleo en el carro de Ares, al igual que lo hacen juntos Zeus y Hera, y Poseidón y Anfítrite. Otros autores clásicos, como Píndaro y Esquilo nombran a Ares directamente como su esposo. Su unión es muy significativa y, aunque podemos encontrar una relación entre el dios de la guerra y una Afrodita marcial en su origen, se suele entender como una unión de opuestos, de la que resultó el nacimiento de una hija llamada Harmonía, entre otros descendientes.

4. Afrodita y Adonis

Una de las historias de Afrodita más influenciadas por oriente, fue la que la unía con el joven y bello Adonis. Esta historia está íntimamente relacionada con el mito de la Gran Madre y su amante divino, propio de la mitología semita.

Todo empieza con la madre de Adonis, Mirra. Era hija de Tías, rey de Asiria. Al rechazar venerar a la diosa, esta la inspirará una pasión incestuosa por su propio padre. Mirra se las ingeniará para conseguir engañarlo y acostarse con él durante doce noches, hasta que finalmente se dé cuenta de lo que ha hecho su hija y la persiga con intención de matarla. Ella clama a los dioses ayuda y estos responden convirtiéndola en el árbol que lleva su nombre. Pasados nueve meses, la corteza del árbol se abre y nace Adonis.

Otras versiones de esta historia explican como Tías, queriendo averiguar la identidad de su amante, enciende una lámpara de aceite y al contemplarla mientras duerme, derrama aceite en su rostro, despertándola. De hecho, esto también lo vimos en el mito de Eros y Psique, por lo que seguramente se trate de un calco de uno a otro. Depende de la versión, Mirra puede dar a luz al hijo antes o después de convertirse; y también varía quien responde a su llamada al salvarla y transformarla en mirra, si Zeus o la propia Afrodita.

Sea como fuere, Afrodita acaba encontrando al pequeño Adonis y, quedando fascinada por la belleza del niño, lo encierra en una caja para ocultarlo de la vista de los otros dioses. Confiará esta caja a Perséfone, pero ella también deseará mantener al niño con ella. Esta disputa llegará hasta Zeus, quien decreta que Adonis pase una tercera parte del año con cada diosa y el resto él solo. Puesto que prefiere pasar su tiempo con Afrodita, acabará pasando dos tercios a su lado. Sin embargo, su relación acabará prematuramente cuando lo alcance y dé muerte un jabalí. Varias versiones apuntan que no se trata de un accidente, sino que es el propio Ares que mata al amante por celos. Otras versiones hablan de una venganza de Ártemis, por una disputa entre las diosas.

Afrodita, diosa del amor. El nacimiento de Venus de William-Adolphe Bouguereau (1879).
Venus, Adonis y Cupido de Annibale Carracci (ca. 1590)

En esta muerte, además, se da una transformación, aunque varía según la versión. Ovidio narra como Afrodita rocía la sangre de Adonis con néctar y hace nacer de ella una flor frágil de color rojo sangre, la anémona. En otra versión, la primera rosa sale de la sangre de Adonis (similar a la leyenda catalana de Sant Jordi), mientras que la anémona surge de las lágrimas de la diosa. En otra versión, se explica como la anémona era originariamente blanca y, al mancharse con la sangre de Adonis, mutó su color. Lo mismo sucede con la rosa, pues Afrodita se pincha con una espina mientras vaga descalzar por los alrededores. Otra versión se explica, incluso, como es el propio Adonis que se transforma en la rosa.

Por otro lado, este mito también conecta con Orfeo, uno de los hijos de Apolo y esposo de Eurídice. En otra versión de la disputa entre Perséfone y Afrodita, diosa del amor, Zeus delega la decisión en la musa Calíope, que ordena que Adonis pase la mitad del tiempo con cada diosa. Afrodita, enfurecida por la decisión, propiciará la muerte de su hijo Orfeo. Pero de esto en concreto hablaremos largo y tendido en otra ocasión.

Este mito, como introducía, nos conecta directamente con el mito oriental de la Gran Madre y su amante, que muere igual que la vegetación, pero siempre vuelve a la vida. Esto es evidente en la versión de la historia en la que se explica como pasa parte del año con Perséfone, lo que equivaldría a la estación improductiva. Se trata, en realidad, es una repetición del mito de Hades y Perséfone, que nos permite dar una explicación del origen de las estaciones. El culto de Adonis como dios que muere ya queda en evidencia en la poesía de Safo y era popular en Grecia desde el s V a.C. De Safo tenemos los siguientes versos:

—Ha muerte, Citerea, el tierno Adonis. ¿Qué haremos?

—Golpeaos el pecho, muchachas, y rasgad vuestras túnicas.

Además de los cantos y los lamentos ceremoniales fúnebres, el culto de Adonis, en su mayor parte un culto de mujeres, incluía la preparación de los jardines de Adonis en los que las plantas germinaban en maceteros bajo una capa muy fina de tierra, de modo que crecían tan rápido como se marchitaban.


Y eso es todo por hoy. Afrodita, la diosa del amor, fue una de las diosas más alabadas en su época. En este capítulo solo te he explicado dos de sus historias más famosas, pero protagonizó muchas más aventuras, protegió y ayudó a héroes y también se enfrentó a dioses. Te contaré todo eso, y mucho más, en próximos capítulos.

Cuéntame, ¿conocías estas historias de Afrodita, diosa del amor?


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