El mito de Eros y Psique

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Aprovechando el Amor que suele inspirarnos febrero y, más concretamente, San Valentín; he querido emplear esta excusa para acercarte el mito más romántico y tierno del panteón griego. Aunque parezca increíble después de hablarte de las «conquistas» de Zeus y Poseidón, no todas las historias de amor de la mitología griega se dan bajo amenazas, engaños o otros tipos de abusos sexuales. En este capítulo te voy a contar la historia en la que el mismísimo dios del Amor se enamoró de la personificación de la consciencia humana. Vamos a hablar sobre el mito de Eros y Psique.

1. ¿Quién es Eros?

En la mayoría de mitos, encontramos a Eros como el asistente de Afrodita, la diosa de la belleza y el amor. Este es entendido como la personificación del deseo amoroso, mientras que ella se relaciona más con la carnalización de este. Sin embargo, Eros ha ido adoptando diferentes roles a lo largo de toda la mitología.

Escultura de Eros y Afrodita

Si recuerdas el capítulo en el que hablamos sobre cómo se formó el universo según la mitología griega, te conté que una de las fuerzas primigenias era Eros, el Amor. Lo que propiciaba que los diferentes dioses se juntaran para crear nuevos seres, los mismos Gea y Urano fueron atraídos entre sí gracias a este primer Eros.

Sin embargo, se cuenta también asistió a la diosa Afrodita en su nacimiento y que la acompañó al Olimpo, donde ascendió para unirse a los otros dioses, como una más del panteón de los doce olímpicos. Esta estrecha relación entre Eros y Afrodita llevará a la literatura posterior a considerar éste un hijo de aquella. De hecho, en un texto de Simónides se le describe como el niño implacable que tuvo Afrodita con Ares, uno de sus amantes favoritos.

Eros será uno de los dioses de los que más escribirán los poetas, tanto los de la antigüedad como los posteriores. En Grecia se le consideraba un joven atleta musculoso y atractivo, con un poder irresistible para sus víctimas. Cuentan que es muy buen tejedor de historias y que emplea sus artes mágicas para arrojar a sus víctimas en las redes de Afrodita.

Eurípides será el primer autor que hará mención a sus flechas, a través de las cuales inocula esta obsesión. Con el paso de los años se crea todo un imaginario alrededor de estas flechas. Se cuenta que posee dos tipos diferentes: las de oro y las de plomo. Con las primeras inocula el deseo; con las segundas, aversión.

Me parece también muy interesante comentar la importancia de su imagen y culto para las relaciones homoeróticas entre hombres. Se han encontrado imágenes a esta divinidad, y por lo tanto cierto culto a este personaje divino, en los gimnasios. Se entiende que este dios despierta el interés por el atractivo por el físico de hombres jóvenes y muchachos, pues él mismo refleja el ideal de belleza masculina.

Progresivamente, cuando el amor romántico llegó a un primer plano en la literatura, Eros se llega a concebir también como un dios niño caprichoso y juguetón. En vez de mostrarse como un joven musculoso, desde el Renacimiento se le viene representando como un niño guapo. Un pequeño arquero alado siempre listo para jugar una mala pasada a dioses y mortales con sus flechas.

2. El mito de Eros y Psique

Eros aparece en la mayoría de mitos como acompañante o ayudante de Afrodita, y en algunos otros como antagonista, como podría ser el mito de Apolo y Dafne. Pero poseemos una única historia en la que él es su propio protagonista, el mito que cuenta cómo se enamora el dios del Amor y qué consecuencias tuvo esta relación prohibida: el mito de Eros y Psique.

2.1. El castigo de Psique

Todo empieza de una forma que hemos visto habitual dentro de los celos, envidias y relaciones entre dioses y humanos. Psique es una joven princesa que llega a ser considerada por las personas de su alrededor tan bella (o más) que la propia diosa de la belleza. Afrodita, ante semejante agravio, decide castigar a la muchacha. Por ello, enviaría a Eros con la misión de despertar el amor en ella hacia un hombre de poco valía.

El beso de Antonio Canova

Como te puedes imaginar, el plan fracasa estrepitosamente, pues el propio Eros, al contemplar a la princesa, queda prendado de ella. Tal es la belleza de la joven que sus posible pretendientes no se atreven a cortejarla. Es por ese motivo que sus padres, preocupados por el futuro de su hija, van a consultar a un oráculo de Apolo sobre este asunto. Se les indica que tendrán que abandonar a su hija vestida de novia en una montaña y que allí un novio aparentemente horrible llegará a pedir su mano.

Los padres seguirán al pie de la letra los designios divinos y, en cuanto Psique queda expuesta en la montaña, el viento la lleva a un profundo valle, no muy lejos de un palacio hermoso y lujoso. Pronto descubre que se trata de un palacio mágico en el que unos seres invisible atienden sus deseos y que, al parecer, es el hogar del que se ha convertido en su marido.

Obviamente, se trata de Eros que, empleando todas las estratagemas e influencias a su disposición, está creando la falsa historia de un matrimonio de Psique con alguien terrible, ayudado por algunas divinidades menores que le asisten, como el viento que transporta a su esposa. Todo ello para que su madre no sepa la verdad.

Pero como estas imaginando, esta historia necesita un giro interesante. Psique tiene dos hermanas mayores que sienten preocupación (y una pizquita de envidia) por el matrimonio de su hermana menor. Han venido a visitarla en alguna ocasión y ella les cuenta su nueva vida ahora. Pasa todo el día sola en la casa, con esos invisibles asistentes que le ofrecen todo lo que necesita. Por las noches aparece su marido, con la luz apagada, impidiéndole ver cómo es realmente y pasan toda la noche juntos. Al amanecer, ya se ha marchado.

Sus hermanas le acaban convenciendo de que debe averiguar cómo es su esposo y, por ello, esa misma noche Psique esconde un puñal bajo su almohada y guarda cerca una lámpara de aceite que poder prender. Quiere encenderla en cuanto su esposo duerma y, en el caso de que sea el monstruo que sus hermanas dicen, darle muerte.

Pero cuando llega la noche y aprovecha el sueño de su marido, encuentra un joven alado de un gran atractivo. Permanece contemplando semejante belleza demasiado tiempo, pues una gota de aceite cae sobre el joven y se despierta y descubre la traición de su esposa.

2.2. Las pruebas de Psique

Descubierta la traición de Psique, Eros la abandona. Como hijo y siervo de Afrodita no puede contraponerse a una orden directa de la diosa, así que debe desaparecer de su vida.

Psique, que en aquel momento está embarazada, no se queda de brazos cruzados, sino que busca empieza una travesía en busca de su esposo, que la llevará directamente a las redes de Afrodita. Esta desaprueba del todo la relación entre ambos, así que la someterá a cuatro tareas aparentemente imposibles:

El matrimonio de Eros y Psique de Pompeo Batoni

La primera consiste en separar un gran montón de semillas y cereales en sus diferentes componentes en un solo día. Para esta labor, conseguirá la ayuda de unas hormigas que se apiadan de ella.

La segunda debe conseguir la lana de unas ovejas asesinas. Pero antes de ir en su busca, un viento divino mueve una caña para ayudarla con su plan y avisarla de que debe esperar a que las bestias estén dormidas para recoger la lana que haya quedado enganchada a las espinas de las plantas de los alrededores.

La tercera es coger un cántaro de agua de los manantiales sagrados de Estigia, el río que separa el mundo de los vivos con el de los muertos. Para esta labor, recibirá ayuda del águila de Zeus, pues tenía una deuda con Eros, que lo había ayudado a raptar a Ganímedes, y recoge el agua por ella.

La cuarta y última es recoger el cofre de belleza de Perséfone hasta los Infiernos. Lo consigue con ayuda sobrenatural, pero la curiosidad la vence. Se siente tentada ante los secretos de la dios del Inframundo y abre la caja. Cae sobre ella una nube de sueño que la invade de inmediato.

Mientras tanto, Eros extraña tanto a Psique que va a su encuentro. Consigue guardar la nube de sueño en su cofre y despierta a Psique con una de sus flechas. Es entonces que pide autorización a Zeus para llevarla al cielo, donde, con la aprobación de Afrodita, la desposa como su esposa inmortal, y da a luz a un niño llamado Voluptas (Placer).

3. Reinterpretaciones posteriores

Como dato curioso añadido, es posible que el tropo principal de esta historia te suene. Aunque del mito de Eros y Psique solo se ha conservado una versión, la escrita por Apuleyo en Asno de oro, se trata de un historia que caló hondo en el imaginario clásico y medieval, llegando a crear un tópico que va a repetirse en diversas historias: stilla olei ardentis, o lo mismo en castellano: gota de aceite hirviendo.

A lo largo de los siglos vamos a ir viendo muchas reinterpretaciones de esta historia, estos personajes y, también, el tropo principal que hace que todo estalle: esa curiosidad por descubrir el rostro del ser amado y esa gota de aceite que desvela el engaño.


Y eso es todo por hoy. No sé si conocías el mito de Eros y Psique, tal vez te suenen las pinturas o esculturas que se han creado alrededor de este mito, pero me parecía la historia ideal que contarte en fechas como estas.

Cuéntame, ¿conocías el mito de Eros y Psique?


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